Queridos diocesanos:
El día del Seminario, por motivos de la pandemia, se ha trasladado en nuestra Iglesia de España al 8 de Diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. El lema sigue siendo el mismo: “Pastores misioneros”. No hace falta que me detenga en recordar el gran problema que es para la Iglesia la falta de vocaciones al sacerdocio ministerial. Un buen cura es un gran bien para el Pueblo de Dios. De igual manera que un buen maestro o un buen médico se convierten en algo esencial para la vida de cualquiera de nuestras poblaciones, un sacerdote, lo es todavía más si cabe, ya que nos acerca a Cristo. Agradezco, una vez más, el esfuerzo ímprobo que los sacerdotes sorianos hacéis por ser pastores misioneros en un momento tan difícil de la historia. A pesar de las dificultades graves originadas por la Covid-19, habéis estado empeñados y comprometidos por llevar el consuelo humano y espiritual, el perdón sacramental y la Eucaristía a tantos enfermos o personas mayores que viven en pueblos distantes de estas tierras que forman parte de la España vaciada. Siendo cada día más ejemplares y más alegres, mostramos a nuestros niños, jóvenes y adultos, que ser pastor misionero es el camino que nos lleva a la felicidad. Los Apóstoles fueron llamados por el Señor para hacer de ellos verdaderos pescadores de hombres. Fueron llamados y enviados para evangelizar y hoy el cura ha de ser eso, evangelizador.
A principios de año pude viajar a la misión de Camerún en África en donde está uno de nuestros sacerdotes. Allí comprobé la labor tan necesaria que es la de llevar la Palabra de Dios, a Dios mismo, a los que tienen tanta hambre de pan y, especialmente, tanta hambre de Dios. El Papa Francisco en su exhortación apostólica postsinodal sobre el Sínodo de la Amazonía habla de la inculturación del Evangelio en esa zona tan problemática del planeta. Sus palabras las podemos aplicar también a nosotros. No podemos olvidar, y son palabras del Papa, “que alguien que ama no puede resistirse a hablar apasionadamente sobre el amado”. Evangelizar hoy es actuar como un verdadero artista que descubre la belleza y trata por todos los medios de hacer a los demás partícipes de la misma. Hemos de descubrir al Señor de la misericordia y de la ternura y darlo a conocer a los demás. Los sacerdotes hoy nos tenemos que preocupar de ser pastores de los más creyentes, de los bautizados que se han alejado de la fe y de los que rechazan la fe o nunca la han tenido.
Quiero acabar, con un recuerdo especial y agradecido a nuestros seminaristas menores y mayores. Unos chicos que son una bendición para nuestra Diócesis oxomense-soriana. Damos las gracias al Señor por este bien que nos ha concedido y también a las familias por su generosidad. La presencia de estos seminaristas es la prueba palpable de que tenemos que seguir fomentando entre todos la Pastoral Vocacional al Presbiterado. Son bastantes las actividades que se realizan desde la Delegación de Pastoral Vocacional como la Red de Intercesores, el Encuentro de monaguillos,… y tantas otras iniciativas que nos llevarán sin duda, a mantener viva esta línea transversal de nuestra Pastoral Diocesana. Pero no olvidemos que “todo el pueblo cristiano tiene obligación de cooperar de diversas maneras, por la oración perseverante y por otros medios que estén a su alcance, a fin de que la Iglesia tenga siempre los sacerdotes necesarios para cumplir su misión divina” (PO, n.11). ¡Ánimo! ¡No desfallezcamos! Démonos cuenta de que nuestros seminaristas son una gracia de Dios y que necesitamos del testimonio de todos, de manera que logremos hacer vibrar ese corazón de tantos que están por responder: ¡aquí estoy Señor!
Pido a la Purísima, Madre y modelo para los pastores misioneros de hoy, que dé abundantes vocaciones a nuestra diócesis soriana y que mantengan siempre viva la llama de la fe de nuestro pueblo. Un reto que nos incumbe a todos.
Con mi afecto y bendición,
+ Abilio Martínez Varea
Obispo de Osma – Soria