«Antes de la crisis del Coronavirus, una de cada cinco personas estaba en riesgo de pobreza y exclusión social. Se trata de casi 110 millones de personas sin dinero suficiente para llegar a fin de mes y vivir una vida decente», señalan los firmantes, según los cuales el incumplimiento de los objetivos de la UE para 2020 contra la pobreza «amenaza la credibilidad de la Europa social». «Una de las mejores maneras de evitar que las personas se vean arrastradas en la pobreza es constituir una resiliencia individual y social, y sólidos sistemas de protección social son la piedra angular de esa resiliencia», explica el apelo. A la luz de ello, los sistemas de ingresos mínimos adecuados, accesibles y habilitantes tienen un papel esencial que desempeñar como red de seguridad definitiva».
Combatir la pobreza y la exclusión
La invitación del Consejo – continúa el texto – es un reconocimiento de que los mecanismos de políticas blandas establecidos hasta ahora por la UE «han tenido un impacto limitado porque no han logrado garantizar un nivel de ingresos que respete los derechos y la dignidad de millones de personas». Hasta la fecha, sólo dos Estados miembros de la Unión Europea proporcionan prestaciones cercanas al límite de pobreza, mientras que en muchos países apenas alcanzan el 20% del mismo».
Por ello, las Iglesias cristianas unen su voz a la invitación del Consejo: «Sabemos por nuestro trabajo que la falta de ingresos mínimos adecuados, accesibles y habilitantes es una prioridad fundamental para las personas que viven en la pobreza en toda Europa». En la Comisión de Bruselas, las Iglesias Cristianas Europeas piden, por tanto, una propuesta «ambiciosa», «política y jurídicamente viable» que pueda reunir a los Estados miembros «en torno a un compromiso político y moral compartido para acabar con la pobreza y la exclusión social, contribuyendo así a «restaurar la confianza en el proyecto europeo».
(Lisa Zengarini – Vatican News)