Sin embargo, estas restricciones no han conseguido opacar la luz en medio de la oscuridad que supone la ordenación de estos tres nuevos presbíteros al servicio de Dios, la Iglesia y la humanidad en sus destinos pastorales. Dos de ellos en el mundo rural: Jesús Irache, en la unidad pastoral de Tauste, y Galo Oria, en la de Daroca. Y el tercero, Enrique, en la zaragozana parroquia de San Felipe.
Orantes y fraternos
En su homilía, Vicente Jiménez ha delineado dos aspectos de la espiritualidad del sacerdote diocesano: el cultivo de la intimidad con Jesucristo, como “una verdadera prioridad pastoral; no algo añadido al trabajo pastoral” y la fraternidad presbiteral, que “debe llevarnos a los sacerdotes a prestarnos una ayuda mutua, tanto espiritual como material, tanto pastoral como personal”, ha afirmado.
En este contexto, el administrador apostólico también se ha referido al nuevo arzobispo Carlos Escribano, invitando a los nuevos sacerdotes a no vivir el ministerio “en solitario”, sino formando parte de “un presbiterio diocesano, presidido por el obispo, desde el próximo 21 de noviembre, monseñor Carlos Escribano Subías, y en una Iglesia particular”.
Cristianos alegres
Una constante en las declaraciones de los nuevos sacerdotes es la actitud de “acción de gracias” por “este don tan grande”, como reflejan las palabras de Galo, que sus compañeros asienten de inmediato. “Parece que fue ayer cuando empezamos”, añade Jesús, “y eso a mi edad, ¡72 años!”, exclama Enrique, que no oculta su emoción por dedicarse a “la pastoral de la juventud y la familia”.
Precisamente Enrique García, en su acción de gracias en nombre de él y sus compañeros al término de la celebración, ha subrayado que “ninguno de estos tres nuevos sacerdotes es un cristiano triste, somos servidores de vuestra alegría”.
Los nuevos sacerdotes celebrarán su primera misa solemne en los próximos días: Galo Oria, en las clarisas de Santa Catalina, el 28 de octubre, a las 19.00 horas; Enrique García, el 31 de octubre, en San Felipe, a las 20.00; y Jesús, el 8 de noviembre, a las 19.00, en la concatedral de Monzón.