En esta perspectiva, el Pontífice espera «un mundo abierto motivado por la amistad social y la sincera hospitalidad hacia los demás». Un deseo «particularmente exigente», subrayó el prelado irlandés: «a veces me pregunto qué impacto tiene en nosotros ver a un hombre sin hogar tirado en el suelo, en la calle, o ver en directo, en los medios de comunicación, imágenes de campos de refugiados o de niños hambrientos cubiertos de moscas. ¿Qué tan fácilmente podemos cambiar nuestra mirada, sin cuestionar nuestros valores, nuestro estilo de vida, nuestras actitudes?». La verdadera distancia social, entonces, señala el Arzobispo de Armagh, es «la forma en que la gran mayoría de la gente en el mundo puede seguir adelante con sus vidas aparentemente ignorantes o ‘anestesiadas’ frente al tremendo sufrimiento y las desigualdades de los pobres y los más vulnerables». La solidaridad, en cambio, «nunca tolera ningún ataque a la vida o a la dignidad humana».
También es fuerte -dice el Primado de Irlanda- el mensaje que el papa Francisco envía a los líderes políticos y a los líderes de la Iglesia «sobre el diálogo, la comprensión mutua y el esfuerzo combinado hacia acciones prácticas para marcar la diferencia en el mundo». De hecho, estamos llamados a tener una «mirada transformada por la caridad», como el buen samaritano, y a mostrar «una opción preferencial por los más necesitados». Esa mirada «es el corazón del auténtico espíritu de la política», destaca el prelado, que luego añade: «Fratelli tutti es una lectura obligatoria para todos» porque «en este momento de pandemia mundial, el papa Francisco nos llama a amarnos los unos a los otros como Dios nos ama, viviendo la parábola del buen samaritano cada minuto de cada día». «Nuestra civilización no es omnipotente – concluye el prelado – por lo que debemos respetar la dignidad innata del otro con amor y apoyo práctico, para que el género humano pueda progresar».
(Isabella Piro – Ciudad del Vaticano, vaticannews.va)