La muestra es un reflejo de la historia, tradiciones y cultura que la fe ha generado en tierras burgalesas desde el siglo VIII, época en la que comienzan a aparecer las primeras manifestaciones artísticas surgidas en torno al cristianismo, como la ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas. Pretende igualmente reflejar lo que es una diócesis y sus acciones más comunes, desde la catequesis a la caridad, pasando por la celebración de los sacramentos y el anuncio misionero.
La muestra utiliza la parábola del Sembrador (Mt 13,3-9) como reclamo que atestigua que «en esta tierra castellana la fe también ha crecido y ha dado su fruto» en santidad, arte, evangelización o promoción de los derechos humanos, si bien, en ocasiones, en medio de dificultades. Por eso la exposición tampoco olvida el testimonio de los mártires burgaleses o los retos que debe afrontar la Iglesia en el momento actual.
Entre la selección de obras hay piezas de Felipe Vigarny, de la escuela de Diego Siloé o Relectiones Theologicae de Francisco de Vitoria. La muestra trata de abarcar toda la extensión de la diócesis, de ahí que acoja piezas procedentes de Villalibado, Tabliega de Losa, Villafranca Montes de Oca, Villahoz, Valpuesta, San Miguel de Pedroso (con una casulla que nunca antes había salido de la localidad), Sasamón, Cueva de Sotoscueva, Los Ausines, Cerezo de Río Tirón, Quintanaortuño y Briviesca.
Tras su exhibición en el Museo del Retablo, la exposición recala ahora en Melgar de Fernamental antes de pasar por otros rincones de la diócesis, como Medina de Pomar, Oña, Lerma, Aranda de Duero, Miranda de Ebro y Salas de los Infantes.