En vísperas de la fiesta de san Pedro y San Pablo y, aunque se ha avanzado en la desescalada y en un tiempo aún de confinamiento, el clamor a favor de los pobres toca con insistencia el corazón de una sociedad que ve cómo cada día empeora un poco más su situación: Nuevas pobrezas y nuevos pobres. El mensaje de Cáritas «cada gesto cuenta» nos hace dar cuenta de la importancia de los pequeños detalles en un momento en el que cada día hay que dar respuesta a las necesidades más básicas.
Debemos valorar al máximo la ola de solidaridad que ha aparecido en todos los lugares de la sociedad y la generosidad con la que instituciones de Iglesia y particulares han respondido de forma masiva e inmediata. Realmente, se está tendiendo la mano a mucha gente que espera un gesto, un pequeño detalle, además de la solución a la falta de trabajo y en unas condiciones de vida dignas.
Todo ello, en vísperas de la fiesta de primer apóstol y el primer evangelizador, dos columnas de la Iglesia que encuentran hoy la síntesis en la misión del Santo Padre, el papa Francisco. Él se ha avanzado una vez más a poner sobre la mesa y en medio de la calle la reflexión que prepara la próxima Jornada Mundial de los Pobres, con el lema extraído del libro del Eclesiástico que dice «Alarga tu mano al pobre» (7,32).
A este eslogan le siguen unas exhortaciones muy prácticas sobre actitudes y gestos concretos a hacer en bien de las personas, especialmente de los más pobres y débiles. Unos consejos que en tiempos de pandemia global pueden ayudarnos a revisar proyectos y ordenar conductas. Es una síntesis necesaria que nos invita a mirar a Dios y confiar en él en toda ocasión y, a la vez, a fijarnos en cómo ayudar a los más necesitados.
Hagamos el esfuerzo de traducir en gestos, ya que cada gesto cuenta, estas expresiones bíblicas que vienen a continuación: «Sé generoso con todos, ni a los muertos rehúses tu caridad»; «no te alejes de los que lloran, aflígete con los que están afligidos»; «no dejes de visitar a los enfermos, que con cosas así te harás querer»; «en todo lo que haces, piensa en tu último destino y nunca harás ningún pecado» (7,33-36).
El pensamiento social de la Iglesia se nutre de esta manera de ser y de este estilo de hacer. Por ello, en todas sus vertientes, nos proyecta hacia la solicitud por los demás como expresión de su misión y como resultado del seguimiento de Jesús. Tengamos seguro que la acogida que ofrecemos a cualquier persona nos conecta directamente con Dios a través de Jesús y nos capacita para hacer constantes gestos de amor solidario que, al mismo tiempo, como ya se ha dicho, se convierten en anuncio y testimonio.
+ Sebastià Taltavull
Obispo de Mallorca