“Queridos sacerdotes, celebrando esta semana la Eucaristía con el Prefacio para después de la Ascensión, me han llamado la atención, día tras día, esas palabras: «Pastor y obispo de nuestras almas, nos invita a la plegaria unánime, a ejemplo de María y los Apóstoles, en la espera de un nuevo Pentecostés». ¡Qué maravilla!
Pensando en nuestro presbiterio y nuestra Archidiócesis, no dejo, no dejemos de insistir ante el “Pastor y Obispo” de nuestras almas, que está sentado a la derecha del Padre, intercediendo sin cesar por nosotros, como el mediador que nos asegura permanentemente la efusión del Espíritu Santo.
Unámonos a esa intercesión poderosísima de Cristo para obtener del Padre un “nuevo Pentecostés” para nuestra Archidiócesis, para la Iglesia y para el mundo.
“A ejemplo de María y los Apóstoles”. María es la obra maestra del Espíritu Santo en la plenitud de los tiempos. En Ella encontró el Padre la morada digna para que su Hijo y el Espíritu Santo pudieran habitar entre los hombres. La oración de María, unida a la de su Hijo y a la de toda la Iglesia (los Apóstoles), nos da plena confianza de ser escuchados por el Padre. El miércoles pasado abrimos el Año Santo de la Virgen de los Dolores en Chandavila, concedido generosamente por la Sede Apostólica. En unión con María y los apóstoles pidamos un nuevo Pentecostés. ¡Cuánto necesitamos al Espíritu Santo para vivir confiados en el Señor y poner en comunión a los hombres con Cristo, con responsabilidad pero sin miedos.
¡Feliz solemnidad de Pentecostés! Con mi bendición”.
+ Celso Morga
Arzobispo de Mérida-Badajoz