Los sacerdotes, diáconos permanentes y religiosos con cargo parroquial estamos tratando en la formación permanente el tema de la pastoral de exequias, la pastoral de difuntos.
Tenemos que afirmar una y otra vez que “creemos en la vida eterna”. Creemos que Cristo muerto y resucitado es nuestra vida y nos espera en el cielo para darnos el abrazo misericordioso y el descanso después de tanto sufrimiento de nuestra vida.
Como decimos en la Salve a la Virgen: “Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”, “en este valle de lágrimas”.
Diez son los puntos que debemos siempre tener muy en cuenta en esta pastoral tan clave de la vida. Es fundamental cuidar el inicio de la vida y el final de la vida. Una buena pastoral de exequias donde se unan la Liturgia, la acogida y la cercanía da mucho fruto.
- Acercarse siempre al dolor y al sufrimiento de la gente con mucho respeto y cariño.
- Cuidar que, cuando sea posible, se pueda recibir el sacramento de la Unción de enfermos, el perdón de los pecados, la bendición papal en peligro de muerte.
- Cercanía a las familias acompañando en el duelo.
- Preparar la celebración de las exequias.
- Importancia de la homilía: para muchos es un primer anuncio. CONOCER Y AMAR a Cristo muerto y resucitado.
- Transmitir siempre la Misericordia del Señor.
- Dejar siempre la paz como el paso de Jesús por nuestra vida.
- Afirmar el amor que se tiene a los difuntos cuando aplicamos la Eucaristía por el fallecido. Es una manera de ayudar a quitar el sentido de culpabilidad que a veces nos queda con los difuntos. Podemos seguir demostrando nuestro amor al difunto, ofreciendo la misa y rezando por él.
- No perder el contacto con la familia en su sufrimiento.
- Potenciar la oración y las celebraciones por los difuntos. Atención al día de los santos y los difuntos. La presencia en el cementerio, lugar de la dormición.
Me parece muy importante el destacar que todavía la Iglesia con su fe en Cristo muerto y Resucitado sigue convocando en las exequias. En muchos lugares se sigue llenando el templo en la celebración de los difuntos. Es una oportunidad pastoral única. Preparar una celebración profunda, sencilla con todos los recursos que nos ofrece el ritual de las exequias y siempre dando razones para la esperanza.
Animo a vivir y cuidar esta pastoral como también el que se ofrezcan Eucaristías y oraciones por los difuntos como la caridad que tiene la Iglesia y tenemos que tener con los difuntos.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres