Queridos fieles:
Iniciamos un nuevo curso pastoral con las fuerzas renovadas después de esta pausa veraniega. Casi todos, de una forma u otra, habremos podido disfrutar del descanso que estas fechas nos ofrecen cada año.
A los sacerdotes, catequistas, responsables y colaboradores en las distintas tareas apostólicas os deseo un inicio de curso lleno de nueva ilusión y empeño por trabajar en la evangelización de nuestra sociedad, poniendo desde el principio toda nuestra confianza en el Señor, dueño de la mies, y apoyándonos en la oración.
Tenemos por delante el cuarto y último año del Plan Pastoral, que fue programado para los años 2016-2020 y que, como bien sabéis, será dedicado al Servicio de la Caridad. Hay un objetivo general que marcará la pauta de todo el año: “Responder a las situaciones de pobreza y de sufrimiento humano, impulsando en las comunidades cristianas el servicio a los pobres como dimensión esencial de la identidad y misión evangelizadora de la Iglesia”.
Este objetivo es una dimensión constitutiva esencial del Evangelio de Jesucristo y, por tanto, de la acción evangelizadora, que nos compete como cristianos y cristianas en este momento concreto de la historia y en esta Iglesia particular de Mérida-Badajoz.
Como ha recordado el papa Francisco en su encíclica programática Evangelii Gaudium, “nadie puede sentirse excluido de la preocupación por los pobres y por la justicia social” y el papa emérito Benedicto XVI nos recordó también que: “el amor al prójimo, enraizado en el amor a Dios, es, ante todo, una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial, y esto en todas sus dimensiones: desde la comunidad local a la Iglesia particular, hasta abarcar a la Iglesia universal en su totalidad. También la Iglesia, en cuanto comunidad, ha de poner en práctica el amor. En consecuencia, el amor necesita también una organización, como presupuesto para el servicio comunitario ordenado” (Encíclica Deus caritas est, 25). Y el papa Francisco de nuevo: “Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica” (EG,198). “Es fundamental el protagonismo de los pobres. No solo son objeto, sino sujeto… No solo portadores de necesidades, sino también de posibilidades. Por eso no se puede “sofocar”, “silenciar” o “tranquilizar” a los pobres” (EG,218).
Son palabras muy fuertes que nos interpelan constantemente. A nivel personal, parroquial, diocesano tenemos que tomar conciencia de “la íntima conexión entre evangelización y promoción humana” (EG, 182). Esta es la tarea que tenemos por delante durante este curso.
Pido al Señor que sepamos trabajar con humildad, en comunión eclesial, evitando luchas y enfrentamientos inútiles; sin hacer política de este tema desde la Iglesia, aunque sea muy legítimo hacer política de este grave problema desde la instituciones políticas. A la Iglesia como institución corresponde ocuparse de verdad de los pobres y promover su dignidad y su derecho a una vida digna como personas.
También durante este curso tendrá lugar en Madrid, en el mes de febrero, el Congreso de Laicos “Pueblo de Dios en salida”, organizado por la Conferencia Episcopal Española, que habremos de preparar, enviando nuestras propuestas y participando según la modalidad que resulte más conveniente.
Pido al Señor que este nuevo curso nos llene de bendiciones y frutos apostólicos en favor de nuestra querida Iglesia de Mérida-Badajoz.
+ Celso Morga Iruzubieta
Arzobispo de Mérida-Badajoz