Mons. Francisco Cerro Fruto del XIV Sínodo Diocesano fue la creación de esta nueva delegación y José Luis Hernández, un laico de Coria, como delegado episcopal.
La discapacidad se nos presenta con una amplísima variedad, con distinto grado: físicas., psíquicas, intelectuales y sensoriales. Acompañadas en muchos casos de alguna enfermedad mental. Todavía hoy la plena inclusión de las personas con discapacidad, sea esta del tipo que sea, está lejos de ser una realidad en el ámbito social. Hay que luchar para que sea una realidad. De todos depende que estas personas con discapacidad puedan ofrecer sus múltiples riquezas personales.
Todos en potencia somos personas con discapacidad. La discapacidad no es una enfermedad, es una situación que se tiene, no es algo que nos define. Todos somos personas necesitadas que debemos abrirnos al otro.
Ser una persona con discapacidad significa tener limitaciones, tener necesidades, pero también muchas capacidades, capacidades de amor y entrega.
Muchas personas con discapacidad quieren encontrar su sitio en la sociedad, en la Iglesia. Tener su lugar para realizar sus muchas creatividades.
La persona con discapacidad merece el esfuerzo de todos los que integramos la Iglesia para ayudarlos a ocupar su lugar propio, el lugar que les corresponde, no sólo como meros receptores de la acción pastoral, sino también como protagonistas de la misma. También tienen una misión que les ha encomendado Dios, también están llamados a evangelizar. Son los que mejor pueden hacer presente su fe en sus ambientes.
Nuestra Diócesis a través de la delegación de Personas con Discapacidad trabaja para facilitar la accesibilidad de la persona con discapacidad a los templos para intentar lograr una Iglesia inclusiva y accesible que poco a poco vaya eliminando todas las barreras arquitectónicas, psicológicas y cognitivas.
La palabra integración existe porque existen barreras mentales que son un obstáculo mayor que las barreras arquitectónicas. Rompiendo las primeras se habrá conseguido romper las segundas.
Debemos cambiar términos: Discapacidad por capacidad. Capacidad para realizar un trabajo en nuestro entorno. Cambiemos ayuda por autonomía. Autonomía para desarrollar una vida plena. Autonomía para tener una formación académica y laboral. Autonomía para acceder a cualquier sitio. Autonomía para comunicarnos, para trabajar junto a otros. Autonomía para aportar lo mejor de nosotros mismos. Nos queda mucho por hacer y lograr.
Cambiemos exclusión por inclusión social. Inclusión en decisiones del ámbito eclesial, político, educativo, laboral, económico y cultural.
NUESTRO MAYOR RETO ES CAMBIAR LAS ACTITUDES SOCIALES DE NUESTRO ENTORNO. Ponernos en contacto con la Casa de la Iglesia de Coria y Cáceres con los responsables de esta Delegación episcopal. ¡Gracias por vuestro trabajo!
Animo a todos los cristianos que caminan en Coria-Cáceres a tomarnos muy en serio estas personas que están ESPERANDO NUESTRO COMPROMISO.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres