Mons. Francisco Cerro Si todo se acaba con esta vida y no existe un más allá, otra orilla donde nos espera el Señor y que es la vida eterna, somos los hombres más desgraciados del mundo. Así lo expresaba San Pablo y es el sentido común de todos los que piensan
Hoy no solo hay que creer en que existe vida después de la muerte sino que también existe vida antes de la muerte. La Iglesia tiene que predicar que la vida eterna comienza aquí cuando se vive con Dios.
La mejor manera de expresar que creemos en la vida eterna es vivir esta vida desde Dios, sabiendo que las realidades del más allá del cielo, purgatorio e infierno comienza aquí y se prolonga a la eternidad.
¿Qué significa creer hoy en la vida eterna?
- EXISTRE VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE. Significa que existe vida, una vida plena en Dios que comienza aquí y se prolonga en la eternidad para siempre. Dejar de hacernos preguntas y disfrutar de la Luz y del Amor después de tantas noches oscuras, como nos recuerda Martín Descalzo.
Significa que vamos a ser examinados y juzgados en el Amor como nos recuerda San Juan de la Cruz y que serás el momento clave de nuestra v ida porque será descubrir lo que hemos vivido, lo que hemos amado. Si de verdad hemos entregado la vida a lo que merece la pena.
- TENEMOS QUE VIVIR A TOPE LA COHERENCIA DE LA VIDA CRISTIANA. No podemos creer en la vida eterna y desentendernos de las realidades del mundo. Es necesario descubrir que tenemos que ser coherentes y vivir los mandamientos, el Evangelio de las Bienaventuranzas, la caridad como servicio a todos, especialmente a los más pobres.
Decía San Agustín que si pensamos cada día unos minutos en la muerte seríamos mejores y no daríamos importancia a muchas cosas que no la tienen.
Tenemos que saber que el tiempo no perdido en la vida es el tiempo dedicado a Dios y a la gente especialmente a las que sufren.
- APLICAR LA EUCARISTÍA Y REZAR POR LOS DIFUNTOS. Cuando a veces personas que han visto la perdida de un ser querido después de su muerte preguntan y qué podemos hacer por los difuntos, siempre les digo podemos hacer caridad con los difuntos aplicando la Eucaristía, el tesoro de la Iglesia y rezar por los difuntos. Ellos también hablarán a Dios de nosotros y de nuestras necesidades. También nos agradecen el recuerdo en Dios.
Nosotros pidiendo por los difuntos, aplicando la misa de valor infinito estamos viviendo la caridad porque les estamos dando lo más grande que tenemos.
Creer en la vida eterna es saber que Cristo Resucitado nos introduce en su Corazón Vivo que es el cielo.
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres