Mons. Sebastià Taltavull Una vez más el papa Francisco nos invita a orar por el cuidado de la Creación. La oración, sin embargo, nos ha de llevar a actuaciones transformadoras. Sensibles como somos al tema ecológico no podemos restringir su significado. Es ecología la luz, el agua, la tierra, la vida vegetal y animal, los grandes espacios del planeta hasta sus últimos umbrales, pero también la ciudad, el pueblo, las calles, los lugares de convivencia, el piso o el apartamento; y también el patrimonio cultural, artístico, histórico de cada uno y de cada comunidad.
Con estas palabras, en 1990, los obispos de las Islas Baleares introducían la Carta Pastoral «Ecología y Turismo en nuestras Islas, pautas para una actuación cristiana». Era un momento de esencial sensibilidad y, hoy, el planteamiento sigue vigente. Nuestras islas sufren graves problemas ecológicos —decían los obispos— que son una amenaza para el equilibrio natural y humano que todos deseamos y necesitamos… ¿Lo podemos seguir afirmando? Las causas principales de esta situación siguen estando básicamente en el hombre cuando es atraído por un afán desmedido de lucro inmediato.
Ahora, en el año 2018, es el papa Francisco quien nos dice —en referencia a la Creación— que «esta hermana clama por el daño que le provocamos debido al uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por ello, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22).
Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es lo que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura» (LS 2).
Abuso e irresponsabilidad, dos términos que muestran lo que nos ha hecho y nos duele, y que tenemos que revisar a fondo y superar. Por lo tanto, hagamos caso de esta nueva llamada que el papa Francisco nos hace, pues cuidar la naturaleza implicará siempre amar a las personas.
+ Sebastià Taltavull
Obispo de Mallorca