Mons. Sebastià Taltavull La elección que Dios hace de cada uno de nosotros es un misterio de su amor. Nos lo dice la Palabra de Dios: nos eligió en Cristo antes de crear el mundo, para ser santos e irreprochables a sus ojos. Él nos destina a ser sus hijos por Jesucristo. Elección, santidad y amor. Aquí se condensa lo que Dios ha proyectado sobre nuestra vida para llenarla de sentido. Fijémonos: El origen, Dios que nos ama; el centro, Cristo; y la meta, la santidad en el amor. Para nosotros, esto es hoy de tanta actualidad como lo fue para las primeras comunidades cristianas, hasta hacer de ello celebración y vida.
Los profetas, en el Antiguo Testamento; los apóstoles, en el paso al Nuevo Testamento; y nosotros, elegidos desde el bautismo para llevar a cabo la misma misión, ahora la de anunciar a Jesús y el Evangelio. «Cada santo es una misión nos —dice el papa Francisco—, es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio». Esta convicción de que marca nuestra identidad cristiana nos abre de nuevo los ojos a la forma de vivir nuestra vocación. En ella, cualquiera que sea dentro de la Iglesia, hay una intervención de Dios.
Al igual que Jesús, que llama a los doce apóstoles y los envía de dos en dos, también nosotros, aquí, en Mallorca, somos enviados en equipo, en comunidad, a hacer realidad la misma misión entre nuestra buena gente. Es el trabajo apostólico de cada uno y de cada comunidad parroquial y educativa, grupo de fe, asociación, cofradía y movimiento apostólico. Nos preparamos para unas orientaciones pastorales que juntos iniciaremos en comunión y en misión.
En este momento de nuestra Iglesia, Jesús nos propone una opción de mayoría de edad: quiere que nos dejemos acompañar y que acompañamos, quiere que escuchemos su enseñanza, que nos fijemos en sus obras y tomemos la decisión de actuar. Nos llama a ser santos asumiendo e introduciendo entre nosotros su estilo de vida junto con los valores evangélicos que hacemos nuestros cada día en la oración y en la meditación de su Palabra.
+ Sebastià Taltavull Anglada
Obispo de Mallorca