Mons. Francisco Cerro La Madre de Dios y Madre nuestra es madre de la Iglesia y ha estado siempre muy presente desde la oración de preparación del Sínodo, donde se la invoca como Argeme, hasta muchas de las propuestas que hablan del carisma mariano o de la mujer en su Iglesia, en el pueblo de Dios que camina en Coria-Cáceres.
Tres me parece que han resonado en el aula sinodal como reflejo de una profunda devoción y espiritualidad mariana que a lo largo y ancho de nuestra diócesis tiene tantas devociones y es la única Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Madre de toda la humanidad.
1.VIDA DE NAZARET CON MARÍA.
Han estado muy presentes en todo el Sínodo los grandes retos que tiene la nueva etapa evangelizadora y que son la familia, el trabajo, las relaciones humanas, los niños, los jóvenes, los mayores, en el fondo se ha vivido una auténtica experiencia de los que vivieron Jesús, María y José en Nazaret. Si es verdad que nuestra vida cristiana tiene que ser profundamente trinitaria, y el centro es Jesucristo, María es central porque con su “SÍ” inaugura el carisma mariano en la Iglesia, como recoge San Juan Pablo II en MULIERIS DIGNITATEM. El carisma de la mujer, de la santidad, de la ternura, del servicio a los empobrecidos, de la acogida, de ser un corazón sin puertas. ¿Se puede transmitir la fe sin el carisma mariano?
- VIDA DE VIVIR EN MEDIO DE SU PUEBLO, con sus sufrimientos y esperanzas, como María en Caná (Jn. 2) ha resonado con mucha fuerza en el XIV Sínodo Diocesano. Una Iglesia que quiere participar con lo que decía el Vaticano II en los gozos y las esperanzas de nuestra gente. Todos los grandes subrayados sinodales, que se han quedado plasmados en las propuestas sinodales, tienen el sello de buscar cauces para viviendo en el corazón de nuestra tierra transmitir la fe en una etapa de la historia compleja y difícil. Hacerlo con un laicado bien preparado, sabiendo si la evangelización carece del signo de la caridad y del servicio a los pobres ya no es cristiana. María nos marca a nuestro Sínodo el camino del “Haced lo que Él os diga”.
- CON MARÍA IR APRISA A SERVIR A ISABEL EN LA MONTAÑA. Una Iglesia en salida con el papa Francisco es una Iglesia itinerante en la contemplación y sobre todo en salida hacia los desencantados y los que viven en todas las periferias geográficas, históricas y existenciales. Esto es lo que hace la Virgen de la Visitación (31 de mayo), nos presenta una Iglesia en salida, que sale por los caminos, aprisa, sin nerviosismo, pero no se queda cruzada de brazos con la que está cayendo. Una Iglesia que, como María, fruto de la profunda experiencia contemplativa, ardiendo su corazón en amor, se lanza al servicio de los pobres. Esto es clave en el XIV Sínodo Diocesano
Celebremos con toda la Iglesia la fiesta que ha instituido el papa Francisco de MARÍA MADRE DE LA IGLESIA.
+ Francisco Cerro
Obispo de Coria-Cáceres