Mons. Francesc Pardo y Artigas Este domingo se nos propone sentirnos más responsables para que el hambre no siga siendo el gran problema para muchos. Cuando nos referimos al hambre expresamos una tremenda falta de los bienes más básicos y fundamentales para llevar una vida digna.
Por ello, este domingo, la colecta de todas las celebraciones se destina a colaborar con la campaña contra el hambre en el mundo, responsabilidad de Manos Unidas.
Esta asociación de voluntarios de la Iglesia Católica tiene por finalidad promover el desarrollo de aquellos países que trabajan por superar las situaciones causantes de la falta de recursos y, así, superar el hambre.
Los medios de comunicación son, con frecuencia, mensajeros de los graves problemas que sufren muchísimas personas a causa de las pocas posibilidades que tienen de desarrollarse por ellas mismas. Problemas de alimentación, de sanidad, de sequía, de vivienda, de educación, de medios de producción y comercialización… son algunos de los retos que hay que afrontar con urgencia.
Manos Unidas propone cada año a cada diócesis hacerse cargo de algunos proyectos que ayuden a afrontar la problemática y favorecer el desarrollo de pueblos y comunidades. Estos proyectos han sido debidamente estudiados y ofrecen todas las garantías para su realización.
Estos son los proyectos que han sido asignados este año a nuestra Diócesis:
– Acceso sostenible a agua potable y saneamiento básico a la comunidad rural Air-Tanmil, en la zona del Alto Atlas, en Marruecos.
– Mejora de las instalaciones educativas de primaria en una zona rural de una pequeña localidad a 700 kilómetros de la capital de Madagascar.
– Construcción de cuatro aulas en una escuela de primaria en Parakou, al norte de la República de Benín.
– Mejora de las instalaciones de un internado femenino rural situado en la región de Odisha, en el noreste de la India.
Se nos invita a compartir bajo el lema: “Comparte lo que importa”.
“Compartir” viene del verbo latino partire y de la preposición cum, en una fusión que significa “partir con”. Por lo tanto, con el lema se indica que nos debemos repartir aquello que es importante. Y lo importante es todo aquello que significa vida para las personas. Éste es el valor más esencial, y por ello la necesidad de compartir para favorecer verdaderamente la vida de las personas.
Es necesario dar, pero hacerlo con racionalidad e inteligencia, y no únicamente bienes de primera necesidad, sino sobre todo los medios para que personas y comunidades puedan conseguir por sí mismos y con su trabajo los bienes que hacen posible un mejor desarrollo y un aumento en su calidad de vida.
De hecho, hay que reconocer que nosotros ya compartimos algunos bienes que nos permiten vivir en una sociedad con más o menos bienestar y con recursos.
Al mismo tiempo, la campaña de este año es una invitación a compartir parte de “mis bienes y recursos” colaborando en los proyectos mencionados a favor de quienes tienen necesidad. Debemos ser conscientes que la actitud de compartir no es solo una cuestión de solidaridad –que lo es-, sino también de justicia.
Colaboremos para conseguir que la humanidad alcance a ser, en alguna medida, la familia de todos, y nuestra tierra se convierta en la “casa común”. Puede parecer un sueño, pero un sueño que se va haciendo realidad gracias a nuestra generosidad.
Y no olvidemos los que rezamos el Padrenuestro que todos somos hijos e hijas de Dios y que por ello colaboramos para ayudar a los “hermanos”.
¡Gracias en nombre de todos ellos!
+ Francesc Pardo i Artigas
Obispo de Girona