Mons. Luis Quinteiro En esta expresión de Jesús en el Evangelio de Mateo se inspira el mensaje del Papa Francisco para esta Cuaresma. Con ella Jesús anuncia una gran tribulación y describe la situación en la que podría encontrase la comunidad de los fieles. En situaciones difíciles, habrá profetas que engañarán a mucha gente, amenazando con apagar la caridad en los corazones. Y si se apaga la caridad, queda destruido el centro del Evangelio.
El Papa nos invita en esta Cuaresma a preguntarnos qué formas asumen los falsos profetas de hoy. Y él va señalando a tantos que, como encantadores de serpientes, se aprovechan de las personas para esclavizarlas y llevarlas adonde ellos quieren. Estos falsos profetas presentan el mal como bien y lo falso como verdadero para confundir el corazón del hombre.
Los mensajes de los falsos profetas de hoy llegan directamente a cada uno de
nosotros. Y el Papa nos dice que estamos llamados a discernir y auscultar nuestro corazón para conocer en qué medida estamos amenazados por estas mentiras.
De forma explícita, el Papa nos pide que nos preguntemos : “ ¿ Cómo se enfría en
nosotros la caridad? Cuáles son las señales que nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros? “.
Lo que apaga la caridad es sobre todo la avidez por el dinero y el rechazo de Dios. Y de aquí se va generando una espiral de violencia que dirigimos contra aquellos que consideramos una amenaza para nuestras certezas y que llegan a afectar a la misma creación.
El amor se enfría también en nuestras parroquias y comunidades. Y sus pastores tienen la misión de detectar y corregir las señales de esta falta de amor. La “Evangelii gaudium” describe estas señales con gran realismo y precisión ( E.G.,76ss).
La Iglesia en este tiempo de Cuaresma nos dice lo que podemos hacer para que
nuestro corazón no siga enfriándose y que no se apague nuestra caridad. Y ella, como madre y maestra, nos ofrece el dulce remedio de la oración, de la limosna y del ayuno, signos y medios singulares de la conversión.
Emprendamos, pues, todos los fieles de nuestra Diócesis el camino de la Cuaresma,
sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Cuidemos con fidelidad el pábilo vacilante y que la antorcha de la caridad ilumine el camino de nuestra conversión.
Miremos ya desde ahora a la noche de Pascua en la que encenderemos el cirio pascual con la luz que proviene del fuego nuevo que poco a poco irá disipando la oscuridad y nos alumbrará con la luz de Cristo Resucitado.
Así pues, unidos en el camino cuaresmal, preparémonos para celebrar unidos la alegría de la Pascua.
+ Luis Quinteiro Fiuza
Obispo de Tui-Vigo