Mons. Francesc Pardo i Artigas El próximo domingo, fiesta de la Virgen de Lourdes, celebramos la Jornada Mundial del Enfermo.
En dicha jornada el Papa nos recuerda las palabras de Jesús en la cruz, dirigidas a María, su madre, y a Juan: “Ahí tienes a tu hijo… Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio” (Jn 19, 27).
Los responsables de la Pastoral de la Salud hemos concretado la propuesta con la expresión “acompañar a la familia en la enfermedad”.
Apreciamos el interés de Jesús por no dejar sola a su madre ni al discípulo amado: desea que ambos se cuiden mutuamente, se acompañen y se consuelen. Por ello manifestamos el deseo de procurar que los familiares de quienes sufren no permanezcan en soledad y sin ayudas.
Cuando una persona está enferma experimenta una gran pobreza y limitación. Podemos afirmar que la falta de salud es una gran pobreza. Y tal situación es compartida por la familia. Por ello es importante su acompañamiento.
Es reconfortante y motivo de alegría observar cómo junto al enfermo casi siempre se encuentra una familia que le acompaña y atiende. Ya sea en el hospital, o en casa, el enfermo, con frecuencia puede contar con una red de ayuda y soporte insustituible.
Desde la experiencia de haber recorrido hospitales, de haber visitado enfermos, te das cuenta de lo que significa para un enfermo la compañía y atención de los familiares en tales momentos de dolor y sufrimiento.
El enfermo necesita de la familia, pero también la familia necesita sentirse acompañada, animada y ayudada en dichas situaciones.
Al mismo tiempo, podemos referirnos a otras familias que sin ser “de carne y de sangre” también acompañan, sirven y ayudan a los enfermos y familiares. Concretamente, me refiero al servicio de atención pastoral en los hospitales, a los voluntarios parroquiales de Pastoral de la Salud, a la Hospitalidad de Lourdes y a los profesionales sanitarios (PROSAC).
– El Servicio de Asistencia Religiosa Católica Hospitalaria cuenta con un equipo de sacerdotes y laicos idóneos y preparados para atender pastoralmente a los enfermos, a sus familiares y a los profesionales cuando sus servicios son requeridos. El servicio está junto al enfermo para se sienta acogido, confortado en el dolor, para que pueda expresar sus sentimientos, orar y recibir los sacramentos o sencillamente ofrecer compañía en nombre de la Iglesia. Este servicio también se preocupa de atender a los familiares –si se da el caso- y a los profesionales que lo deseen.
Es necesario que todo enfermo sepa que tiene derecho a solicitar este servicio pastoral cuando ingresa en el hospital.
– Los Voluntarios Parroquiales de la Pastoral de la Salud. En algunas parroquias, un equipo de fieles de acuerdo con el párroco, tienen como misión visitar a los enfermos y ancianos en sus domicilios, cuando así lo desean ellos o sus familiares. Estos voluntarios en ciertas ocasiones administran la comunión y preparan la visita del sacerdote.
– La Hospitalidad de Lourdes. Cada año organiza la peregrinación con los enfermos al santuario de Lourdes, aunque durante el año también dedica atención a los enfermos, a las enfermeras y a los brancadiers miembros de la Hospitalidad.
– PROSAC. Se trata de un grupo de profesionales sanitarios cristianos o abiertos a la fe que se reúnen para ayudarse a ejercer su profesión hacia los enfermos y familiares, teniendo como brújula y referente el Evangelio de la Salvación y de la Salud.
No debemos olvidar que visitar a los enfermos también es una responsabilidad de cada uno de nosotros.
+ Francesc Pardo i Artigas
Obispo de Girona