Mons. Francisco Cerro Cada curso, al inicio del Año Litúrgico os hago llegar a todos una carta pastoral con un inmenso gozo y deseo como Pastor de ayudar a iluminar el momento que vivimos. También en el inicio del Adviento siempre lo mismo, incidiendo en la llamada continua a la conversión personal.
Esta nueva carta pastoral viene a tratar de responder al cuidado y potenciación de la familia, del matrimonio cristiano como una auténtica llamada a la evangelización. Sin la familia no evangelizamos a fondo y muchas cosas se quedarán por hacer y por vivir. El papa Francisco es lo que una y otra vez ha querido decir al mundo en estos momentos tan claves en que vivir la Iglesia sin la familia, sin despertar ese gigante que es la familia, no tendremos respuesta a los grandes retos que tenemos.
En la carta pastoral se ofrece todo lo que la diócesis está realizando como servicio maravillosos a los matrimonios, a las familias, a los hijos. Todo lo que se hace desde la diócesis, desde las parroquias, desde los centros de formación, desde las comunidades, desde los movimientos, es poco porque es mucho lo que nos jugamos. Tenemos que hacer todo lo que podamos y rezar para que la familia sea como desea Jesús y nos recuerda el papa que “como iglesia doméstica” tiene que ser evangelizada desde sus fragilidades, también tiene que descubrir sus posibilidades de evangelización. Evangelizar como vemos tantos testimonios en nuestro tiempo, desde la familia, es lo más urgente y necesario en este momento.
La carta pastoral tiene la misma estructura que lo que el papa ha transmitido. Son muchos los que me han pedido que se aplicara lo que dice el papa a nuestra diócesis en la pastoral familiar, para que las claves de misericordia del papa, que siempre habla de discernimiento, de acompañar y de integrar fragilidades, sea una llamada a todos para que la familia tenga su lugar y su centralidad en la evangelización.
No son momentos para el desánimo, para la tristeza, para el tirar la toalla en este campo central de la evangelización de las familias. En estos momentos de tanta dispersión, ir a lo esencial de la evangelización que nunca se hará sin la familia.
La vuelta a la familia es siempre un acierto para evangelizar. Es un modo de búsqueda, de discernir luces y sombras, y donde hay muchos aciertos en la evangelización y también desaciertos. Es necesario volver una y otra vez a la alegría del Evangelio, al gozo de compartir juntos y de tender a que toda la humanidad sea una familia, la familia de los hijos de Dios. Construyamos una familia nueva “hombre y mujer los creó” y seamos capaces de construir una sociedad donde la familia sea capaz de renovar un mundo en vejecido y a la vez necesitado de transformación y de cambio. Es necesario volver a transformar el mundo según el Corazón de Dios. Es necesario volver a descubrir el Evangelio de la familia, el Evangelio de la vida, el Evangelio de la esperanza que se llama Jesús, es medio para transformar el mundo.
† Francisco Cerro Chaves,
Obispo de Coria-Cáceres