Mons. Gregorio Martínez Muy queridos amigos: Cuando estamos dando los primeros pasos de un nuevo curso pastoral, junto a toda la Iglesia, todos los católicos somos convocados a celebrar el próximo domingo, 23 de octubre, la Jornada Mundial de las Misiones, el Domund, que, además, este año se enmarca con plena sintonía dentro del presente Jubileo Extraordinario de la Misericordia, ya que, como afirma expresamente el Papa Francisco en el mensaje para tan significativa jornada, este Año Jubilar “nos invita a ver la misión ad gentes como una grande e inmensa obra de misericordia tanto espiritual como material”; por ello esta jornada misional debe ser vivida con intensidad en nuestra Iglesia Diocesana.
Bien es verdad que el Domund ha sido acogido, apreciado y celebrado vivamente por los cristianos zamoranos desde que fuera instaurado, hace ya noventa años, por el Papa Pío XI, de manera que desde aquel ya lejano 1926, a instancias de mi predecesor en aquel tiempo como Obispo de esta Iglesia local, la Diócesis de Zamora se ha comprometido en la promoción, ayuda y sostenimiento de la obra misionera de la Iglesia, sobre todo en los lugares y culturas donde el Evangelio se estaba sembrando.
También en el presente nos corresponde asumir el llamamiento que el Señor Jesús nos dirige a todos los creyentes a través de su Iglesia para involucrarnos en bien del creciente desarrollo de la misión evangelizadora, lo cual significa, en palabras de Francisco, que “todos estamos invitados a ‘salir’, como discípulos misioneros, ofreciendo cada uno sus propios talentos, su creatividad, su sabiduría y su experiencia en llevar el mensaje de la ternura y de la compasión de Dios a toda la familia humana”.
Celebrar esta Jornada Misionera, además, nos ayuda a reconocer y valorar la vocación de los misioneros, numerosos hombres y mujeres cristianos, incluso familias enteras, que han respondido dócilmente a la invitación de Cristo a entregar su existencia para testimoniar personalmente la misericordia entrañable de Dios, sobre todo, a favor de los más débiles, olvidados y pobres de nuestro mundo. Así, con su ejemplar compromiso misionero están favoreciendo la paz, la solidaridad, la colaboración y la fraternidad en las relaciones personales o en la vida social y cultural.
Por ello, recogiendo la exhortación del Papa Francisco, os recuerdo la necesidad de que todos los fieles, todas las parroquias y todas las asociaciones y movimientos eclesiales han de continuar esforzándose vivamente por “auxiliar a las comunidades cristianas necesitadas y para fortalecer el anuncio del Evangelio hasta los confines de la tierra”. Esto implica que el Domund del presente año ha de ocupar un puesto prioritario en la vida pastoral de nuestra Iglesia Diocesana, de modo que todos los cristianos nos mostremos más implicados en la acción misionera, acrecentando nuestra plegaria por cuantos están difundiendo el rostro misericordioso de Dios, y cooperando con nuestros bienes para que las múltiples obras evangelizadoras alcancen a todos los pueblos.
+ Gregorio Martínez Sacristán
Obispo de Zamora