Mons. Salvador Giménez Siempre que alguien manifiesta interés por la educación se le quiere ayudar a ejercer su responsabilidad. Padres, maestros, sacerdotes, abuelos, catequistas… son muchos los que participan en la educación de niños, adolescentes y jóvenes. Todos descubren en su ejercicio educador habitual que necesitan la ayuda y la colaboración de los demás. En el sentido más positivo de dicha acción, sin renunciar a su propia responsabilidad y sin verter acusaciones de negligencia hacia los otros.
Quienes dedican parte de su tiempo a la educación cristiana, centrada en la catequesis, también observan lo mismo: necesitan la colaboración de todos los cristianos adultos para que la fe sea mejor explicada, celebrada y vivida. Todos contribuimos con nuestras palabras y con nuestras actitudes a favorecer en sentido amplio y completo la educación en la fe de nuestros pequeños.
En esta línea de colaboración quiero agradecer la tarea y la dedicación de tantos cristianos en las catequesis y llamar a la responsabilidad de todos sobre este gran tema. Siendo consciente que existen otras muchas influencias incontroladas sobre la educación (publicidad, películas, centros de ocio en los complejos consumistas…) no podemos bajar la guardia ni abdicar de nuestra responsabilidad. En concreto os hablo de la catequesis de los niños y jóvenes de vuestras familias.
Todas las parroquias y centros católicos abren ahora la inscripción para la catequesis de este curso. Os pido que, como padres y familias en general, toméis conciencia de nuevo de la importancia que tiene esta educación. Y no sólo en el momento puntual de la inscripción sino en la misma preocupación por los contenidos, en el acompañamiento de los niños a lo largo del curso y, lo que es más importante, de la coherencia de vuestra propia vida con la fe que profesáis.
Dando un paso más os pido vuestra colaboración personal en esta tarea. Acudid a vuestras parroquias y prestaos a dedicar parte de vuestro tiempo a la catequesis semanal. Es una decisión que os ayudará en vuestra propia formación y participaréis de un servicio parroquial indispensable en toda comunidad.
Las familias cristianas, y en concreto los padres, participan en su vida diaria de todo aquello que mostramos en el período de la catequesis: aprenden y enseñan nociones y contenidos que aparecen en la Sda. Escritura y en la Tradición de la Iglesia (se concreta en el Catecismo). También se acompañan a celebrar los sacramentos. También rezan e inician en la oración a sus hijos. Por supuesto comparten el estilo de vida que señala Jesús en el evangelio. Y por último se comprometen en algún servicio comunitario y anuncian a los demás la fe que viven.
Como podéis comprobar resulta fundamental la colaboración de familias, de catequistas, de sacerdotes y de los responsables de este servicio diocesano. Todos unidos para hacer más eficaz la acción catequética.
Que nadie olvide que la Iglesia, en el gran respeto debido a la libertad de la persona, ofrece los sacramentos a quien los pide. Pero exige una preparación consciente y responsable según la edad y madurez de cada uno para que conozca bien los compromisos que adquiere. Y eso mismo lo haremos mejor entre todos en una acción coordinada, coherente y llena de sentido.
+Salvador Giménez,
Obispo de Lleida