Mons. Salvador Giménez En la celebración de la Asamblea del pasado mes de mayo fueron propuestos estos compromisos concretos para esta nueva etapa que inicia nuestra diócesis.
Este capítulo nos obliga a establecer una jerarquía de preocupaciones diocesanas para concretar y seleccionar lo que en estos momento parece más importante. He querido describir a grandes trazos la situación actual de nuestra sociedad, los niveles eclesiales en los que nos movemos y las personas e instituciones implicadas con los desafíos y los signos de esperanza. Ahora es el turno de pedir a toda la diócesis un compromiso de actuació en algunas cuestiones pastorales que nos afectan a todos y necesitan una respuesta. La vida ordinaria de nuestra Iglesia se desarrolla
normalmente con la atención a la Palabra, a los Sagramentos y la comunidad; es lo que hemos hecho siempre en las comunidades cristianas con la ayuda del Espíritu Santo. Y eso no lo niega nadie. Es necesario. Y lo intentamos cumplir cada día en los diferentes servicios pastorales.
Enumero una relación de prioridades descendiendo a lo concreto sabiendo que esto exige una selección y evitando que ésta sea muy amplis para concentrarnos en unos pocos puntos de atención.
1.- Ante la imperiosa tarea de evangelizar nuestra sociedad, solicitar un aumento de colaboración a todo bautizado a título individual (Hch 6, 7). A los sacerdotes y diáconos. A los miembros de la Vida Consagrada. A los laicos. Es una exigencia de nuestro bautismo. La diócesis tiene que poner todos los instrumentos pastorales al alcance de los bautizados para que puedan cumplir fiel y coherentemente con lo que en cada momento y circunstancia pide el Señor.
2.- Ante la constatación de la edad de los diferentes agentes de pastoral, tener la valentía suficiente para la revisión constante de nuestra comunidad parroquial, de la Unidad Pastoral, del Arciprestazgo para que sean cada vez más casa y escuela de la comunión, como dice san Juan Pablo II en NMI (num. 43) referido a la propia Iglesia. Que se acerca siempre al prójimo, intentando hacer realidad las palabras del Señor, capitulo 25 de San Mateo, «Cuanto hicisteis a uno de estos germanas mis …»
3.- Establecer un diseño nuevo de ayuda y una práctica generalizada de cooperación entre las parroquias y las Áreas Pastorales. Estas ya prestan un servicio reconocido por todos. Hay que aumentar y fomentar las ideas y proyectos, por un lado, y las realizaciones por otra. Conviene formalizar líneas de actuación entre las dos realidades para hacer más efectiva la acción pastoral.
4.- Inicio de la Visita Pastoral del obispo en todas las parroquias y comunidades cristianas de la diócesis: anuncio de la misma y programación; informe previo sobre el estado actual de la parroquia; calendario y horario; contenido.
5.- El Seminario y la pastoral vocacional como tarea de todos los diocesanos. Acompañará a este compromiso una atención más intensa a los centros de enseñanza (propios: Col. Episcopal, IREL) tanto estatales como concertados y también una gran insistencia y mayor profundización en la Pastoral Juvenil y en la Pastoral familiar. Todo el mundo reconoce que es fundamental establecer un adecuado caldo de cultivo entre los jóvenes y dentro de las familias para que sea eficaz la Pastoral vocacional.
Estos compromisos quieren ser acentos pastorales para un tiempo determinación. No hace falta que os diga que hay los aspectos ordinarios de la actividad pastoral que se desarrollan de manera constante en todas las comunidades. Por ello un doble agradecimiento para tantos colaboradores.
+ Salvador Giménez,
Obispo de Lleida