¿Cómo transmitir la experiencia de Dios en la vida diaria?, ¿qué hacer en nuestras parroquias para que los fieles saboreen y descubran la Palabra de Dios? Sin duda son preguntas que todos nos preguntamos y tenemos que abordar más tarde o más temprano en nuestra misión evangelizadora
El objetivo de estas breves líneas es compartir la experiencia de un grupo de personas de los pueblos de Sanzoles, El Piñero, Argujillo y San Miguel de la Ribera, de la diócesis de Zamora.
Ya son dos cursos de camino en los que semanalmente tratamos de hacer vida lo que San Pablo nos transmite: “No soy yo quien vive, sino Cristo que vive en mí”. En estos momentos son cinco los grupos (de unas 8-10 personas por grupo) que seguimos un Itinerario de iniciación a la experiencia de Dios. Se denominan así los materiales editados y que están basados en los ejercicios ignacianos en la vida diaria.
Cada semana se presenta una ficha para la lectura pausada, reflexión y oración que cada persona tiene que trabajar personalmente en casa. En un primer momento la reunión se inicia siempre con una oración de invocación al Espíritu Santo.
A continuación los participantes exponen lo vivido durante la semana, las conclusiones a las que se ha llegado, las dudas y preguntas sobre el contenido de la ficha. Se aclaran los puntos que han surgido y se presenta la ficha de la semana siguiente, aunque hay momentos de repetición o pausa según la dificultad, y finalmente se termina con un momento de oración en silencio y acción de gracias. Una hora como máximo.
Cada ficha tiene una orientación concreta basada en la Palabra de Dios, con unas orientaciones prácticas de cómo ir haciendo la lectura y la oración. También se apoya con alguna oración sálmica o texto de reflexión en relación con el tema.
Se trata de un itinerario que se plantea en varios años y con un nivel de profundización progresiva. No son temas aislados de la Biblia. En un primer bloque de fichas se trata de despertar a la vida espiritual basados en unos ejercicios sobre los sentidos; en un segundo bloque el objetivo es descubrir nuestro mundo interior (nuestros cansancios y dolores, la llamada al amor, la confianza…). Más adelante en un segundo año se aborda el tema de mi propia realidad personal más concreta (descubrir a la luz de la Palabra mis propias debilidades) a la vez que se presenta el modo de orar, la contemplación de las actitudes y gestos de Jesús que se proyectan en la propia vida.
(Diócesis de Zamora)