Mons. Eusebio Hernandez Queridos hermanos y amigos:
Titulo esta carta del segundo domingo de Cuaresma con el mismo que el papa Francisco ha querido poner a su mensaje cuaresmal de este Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia.
El Papa quiere profundizar este año en las obras de misericordia. Como nos dice Francisco éstas son una irradiación del amor de Dios en nuestras vidas: Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia, corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados.
Me permito recordaros cuáles son las obras de misericordia, todos las aprendimos de pequeños en la catequesis pero quizás, ahora, nos conviene refrescar nuestra memoria. Hay 7 Obras de Misericordia Espirituales: Enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que se equivoca, perdonar al que nos ofende, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo y rogar a Dios por los vivos y los difuntos. Como nos dice el Papa estas obras espirituales tocan nuestra condición de pecadores.
Las 7 obras de Misericordia Corporales: Visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los encarcelados y enterrar a los muertos. Cuando las hacemos nuestras nos dice el Santo Padre en su mensaje tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas.
A lo largo de esta Cuaresma somos invitados a vivir estas obras de misericordia, tanto personal como comunitariamente. El mensaje del Papa en este Año Jubilar es una invitación a abrir nuestros ojos y a descubrir a Cristo en nuestros hermanos y así, tocar con nuestras manos la carne de Cristo sufriente.
Hoy, hemos contemplado en el Evangelio de este domingo, segundo de Cuaresma, a Cristo transfigurado, un anticipo de su gloria. Cuando vivimos las Obras de Misericordia, podemos decir que también nosotros somos transfigurados.
Termina el papa Francisco invitándonos a que no perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión, quiero secundar esta invitación para todos nosotros; que en todo lo que realicemos, busquemos la conversión de nuestro corazón y vivir las obras de misericordia como testimonio de nuestro amor.
Que la dulzura de la mirada de María nos acompañe en este Año Santo, para que podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios (MV 24)
Con todo afecto os saludo y bendigo.
+ Eusebio Hernandez Sola, OAR
Obispo de Tarazona