Mons. Vicente Jiménez Queridos diocesanos:
Un años más la Campaña de Manos Unidas contra el hambre en el mundo reclama nuestra atención y respuesta. El viejo problema del hambre, resumen de todas las injusticias, con su cortejo de subdesarrollo e incultura, tanto por la magnitud de las cifras como por su calado y gravedad, debiera suscitar en el plano mundial, también en la Iglesia, reacciones más solidarias y fraternas.
En su solución hay implicadas muchas y graves responsabilidades, a distintos niveles, que no es éste el momento de concretar, sino más bien de aprovechar la oportunidad que nos ofrece esta Campaña de Manos Unidas, para aceptar con todas sus consecuencias lo que a nosotros, desde la conciencia humana y la fe cristiana, nos afecta y nos compromete.
¿Qué es Manos Unidas?
¿Cómo nació esta Campaña contra el hambre? En el año 1955 la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) lanzó al mundo un manifiesto, en el que denunciaba la existencia de tres hambres que azotan la humanidad: hambre de pan, de cultura y de Dios. El manifiesto pretendía alertar a la opinión pública y movilizarla para una acción eficaz y rápida.
En España, las Mujeres de Acción Católica, hace 57 años creaban la Organización Católica llamada Manos Unidas. Una ONG de la Iglesia Católica y de voluntarios para el Desarrollo, que trabaja para apoyar a los pueblos pobres del Sur en su desarrollo y en la sensibilización de la población española. Sus prioridades en proyectos se centran en cinco grandes líneas: la agrícola, la sanitaria, la educativa, la social y la promoción de la mujer (pilar dinamizador presente en los otros cuatro).
Lema de este año 2016
El lema de este año 2016 es: Plántale cara al hambre: siembra. Porque no podemos quedarnos indiferentes ante la situación del hambre en el mundo, proponemos: sembrar una buena tierra, una buena agua, una buena semilla.
El motor fundamental de Manos Unidas es que las personas y los pueblos vivan, y vivan con dignidad. Por eso durante el trienio 2016-2016, Manos Unidas trabajará para disminuir el hambre en el mundo, le plantará cara al hambre., para reforzar el derecho a la alimentación de las personas más pobres y vulnerables del planeta, facilitándoles las condiciones y proporcionándoles los medios necesarios para que puedan vencer la pobreza y tomar las riendas de su propio destino.
Problema técnico y ético, que exige el compromiso de todos
El problema del hambre en el mundo no sólo es técnico, sino que requiere una ética fundada en unos criterios morales que deben partir del reconocimiento del valor trascendente de la persona humana y de los derechos que de ella se derivan. “La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deben estructurar toda política económica, pero a veces parecen solo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral” ( Conferencia Episcopal Española, Iglesia servidora de los pobres, Madrid 2015, 22).
Acabar con el hambre es un paso esencial en la construcción de un mundo cada vez más justo. La pobreza y el hambre en el mundo nos atañen a todos los seres humanos como miembros de una misma familia. Todos, con nuestras manos unidas, guiados por la justicia, la caridad y la misericordia, debemos recorrer el camino para que todos tengamos el alimento de cada día.
Nuestra Diócesis de Zaragoza, como en años anteriores, se ha comprometido a financiar varios proyectos. De nosotros, de ti y de mí, depende sacar adelante estos proyectos, que ayudarán a muchos hermanos nuestros del Tercer Mundo a que vivan en condiciones humanas más dignas y tengan acceso a la alimentación.
Con esta carta pastoral, como Arzobispo expreso públicamente mi gratitud sincera al Sr, Presidente, al Sr. Consiliario, a todo el Equipo de nuestra Delegación Episcopal de Manos Unidas, y a todos los voluntarios por su trabajo entusiasta y eficaz durante todo el año. Gracias a Dios la respuesta de los diocesanos es siempre muy generosa y nos permite financiar todos los proyectos que elegimos para cada Campaña.
Con mi afecto y bendición,
+ Vicente Jiménez Zamora
Arzobispo de Zaragoza