Mons. Francisco Cerro En esta Iglesia Diocesana que prepara con ilusión el XIV Sínodo Diocesano: “Caminando juntos con Cristo para buscar, renovar y fortalecer la fe”, se une a la Iglesia Universal que con el papa Francisco a la cabeza, vive el Jubileo de la Misericordia como un bien precioso, misericordiosos como el Padre. El papa Francisco nos pone como programa para vivir este año las 14 Obras de Misericordia, las corporales y las espirituales. Es curioso que en estas Obras de Misericordia, el “dar de comer al hambriento” nos viene de perlas, como una misión que, desde hace muchos años, Manos Unidas ofrece como una llamada fuerte y expresión de una profunda conversión personal y pastoral: Dar de comer al hambriento, que en esta Campaña de 2016 tiene como lema. “Plántale cara al hambre. Siembra”.
¿Pero, qué podemos hacer para plantar cara al verdadero escándalo de la humanidad que significa el hecho de que mientras algunos viven en la opulencia, hay muchos millones de personas que mueren de hambre, sobre todo niños? Los cristianos y los países que se definen como de raíces cristianas, sobre todo en la vieja Europa, deberían de dar una solución al mayor mal de la humanidad y que no es más que el fruto del egoísmo y de una manifiesta falta de amor al prójimo.
Quiero destacar tres cuestiones:
1. Tomemos en serio que el problema gravísimo existe, pero también la solución. Manos Unidas siempre ha sensibilizado a la Iglesia y a la sociedad con objeto de dar una respuesta adecuada que nace de esta Obra de Misericordia: Dar de comer al hambriento. Probablemente, no se solucione el problema sin una profunda conversión del corazón para que podamos ver cómo Jesucristo se identifica con los pobres, hambrientos y abandonados de la humanidad en las esquinas de la vida. Pido, encarecidamente, que sigamos apoyando y colaborando con la Campa- ña de Manos Unidas. No podemos olvidar que mientras exista caridad y entrega, no hay causas que, de verdad, puedan agotar nuestra generosidad. Quien vive con amor y misericordia nunca experimentará que la crisis le puede.
2. Animo a las parroquias, colegios, comunidades a que se lancen, sin miedo, a apoyar con total generosidad, a que busquéis por todos los medios a vuestro alcance, plantar cara al hambre y sembrar de esperanza el corazón de los hambrientos porque ven en nuestra actitud un claro afán por encontrar soluciones a este gravísimo problema que no tiene razón de ser en pleno siglo XXI. Toda solución pasa, en principio, por el bolsillo y se expresa en la generosidad con los pobres. Pero, también es cierto que la solución pasa por procurar unas estructuras económicas y productivas capaces de crear puestos de trabajo para todos, con objeto de que la dignidad de las personas alcance las cotas que todas las personas de buena fe deseamos.
3. Nuestra Diócesis de Coria-Cáceres tiene que comprometerse a que seamos capaces, en esta Campaña 2016, de hacer crecer las colectas y aportaciones que van a Manos Unidas y, además, a ejecutar de una manera más plena el amor a los que viven en las esquinas de la vida desprovistos de lo indispensable para poder vivir con la dignidad a la que tiene derecho la persona humana. Colaborad con generosidad y altura de miras y estad seguros que ganarán los pobres que no tienen ni para comer y, también, ganamos nosotros que nos beneficiamos de la Obra de Misericordia: Dar de comer al hambriento.
+ Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres