Mons. Jesús Murgui En la reciente Asamblea General de Cáritas Internationalis se han dado cita 165 Cáritas nacionales de todo el mundo, el Papa Francisco en su Mensaje presentaba la tarea de Cáritas en la sociedad diciendo: «Ustedes son las mismas manos de Jesús en el mundo. Su testimonio ayuda a cambiar el curso de la vida de muchas personas, de muchas familias y de muchas comunidades. Su testimonio les ayuda a cambiar el curso de su propio corazón». Del mismo modo afirmaba acerca del lugar de Cáritas en la Iglesia: «Ustedes son el motor de la Iglesia que organiza el amor –Cáritas- para que todos los fieles trabajen juntos, respondiendo con obras de misericordia». En la presente edición de esta Asamblea General, los trabajos se han centrado en analizar las fórmulas y los procesos para trabajar mejor juntos, como un único organismo mundial de la Iglesia Católica, para proteger tanto a las personas como al planeta, con especial atención al cambio climático, el aumento de las desigualdades y lo que el Papa Francisco ha denominado la “globalización de la indiferencia”.
En esta importante Asamblea, en la misa de su apertura, el Santo Padre ha señalado: «Quien vive la misión de Cáritas no es un simple operario, sino un testigo de Cristo», afirmando en su alocución:«Es una persona que busca a Cristo y se deja encontrar por Cristo; una persona que ama el espíritu de Cristo, el espíritu de gratuidad, el espíritu del don. Todas nuestras estrategias y planificaciones estarán vacías si no llevamos con nosotros este amor. No nuestro amor, sino el suyo. O mejor aún, el nuestro purificado y fortalecido por el suyo», añadió.
En la presente celebración del Corpus Christi, Día de la Caridad, es bueno traer a nuestra consideración las palabras citadas del Papa Francisco, así como la circunstancia singular de estar culminando el año de acción de gracias por los 50 años de nuestra Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante.
Son muchos años haciendo el bien Cáritas en nuestra tierra. Haciendo, respecto a la sociedad, una gran tarea al servicio de las más diversas necesidades; desde las grandes iniciativas para facilitar vivienda y escuela en zonas urbanas en épocas de expansión, hasta la atención de nuevas situaciones, como la drogadicción, el SIDA, las secuelas del paro y la crisis o de la inmigración no integrada. Y haciendo, respecto a la propia Iglesia, una tarea constante de concienciación del conjunto de la comunidad cristiana, ante los nuevos retos surgidos de las pobrezas más acuciantes en cada momento. Así como una permanente labor de encauzar la caridad de los fieles hacia las necesidades, haciendo posible una caridad ejercida en comunión, de modo organizado, con transparencia, para dar a las obras de misericordia una continuidad y una cercanía posibles desde la implantación parroquial, abierta y coordinada a niveles más amplios, especialmente en el ámbito diocesano.
Ante la gran labor de Cáritas en estos 50 años y en el presente, solo cabe una manifiesta gratitud hacia todos sus miembros y un redoblado empeño por apoyar su presencia en cada parroquia y espacio comunitario de nuestra Diócesis, pidiendo a Dios que Cáritas siga avanzando para ayudar en el crecimiento de la globalización de la misericordia.
Precisamente el Papa Francisco ha señalado como un gran mal de nuestro tiempo la “globalización de la indiferencia”, consecuencia de un creciente olvido de Dios y de los hermanos. Ante esto, y precisamente ante la Festividad del Corpus Christi, Día de la Caridad, los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, nos invitan, en su Mensaje de este año, «a contemplar, celebrar y adorar a Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía como el medio más eficaz para vencer y superar la indiferencia. La Eucaristía tiene el poder de transformar el corazón de los creyentes, haciendo así posible el paso de la “globalización de la indiferencia” a la “globalización de la caridad”, impulsándonos a la vivencia de la comunión fraterna y del servicio a nuestros semejantes».
Que adorar y venerar a Jesús Eucaristía en nuestros templos y nuestras calles el día del Corpus, nos mueva a imitarle a Él que “sigue partiendo su Cuerpo y derramando su Sangre en la Eucaristía para que nadie pase hambre ni tenga sed”. Que, como Él, tengamos entrañas de misericordia, y vivamos sensibles y activos ante las necesidades de esta sufriente humanidad que de tantas formas y maneras llama a nuestras puertas.
Cáritas, Dios lo quiera, siga creciendo y mejorando para, por muchos años, seguir haciendo el bien, al encauzar y optimizar nuestra respuesta como Iglesia a las necesidades de la familia humana de la que formamos parte.
Dios bendiga a Cáritas, a cuantos vivís con activa misericordia.
Feliz día del Corpus Christi. Con mi bendición y afecto,
✠ Jesús Murgui Soriano
Obispo de Orihuela-Alicante