Mons. Juan José Omella Queridos lectores de Pueblo de Dios, nuevamente estamos con vosotros, puntuales a la cita del comienzo de curso escolar y pastoral. Sí, los chavales vuelven a la escuela, los jóvenes al Instituto y a la Universidad, y en las parroquias se ponen nuevamente en movimiento las reuniones de catequesis, de pastoral matrimonial, de estudio de Biblia, la pastoral de la Salud, Cáritas, grupos juveniles, movimientos apostólicos, vida ascendente, adoración nocturna etc., etc. Volvemos a la vida ordinaria después de un pequeño paréntesis veraniego.
El programa pastoral para el curso 2014-2015 lleva como lema una frase de san Pedro: “Como piedras vivas”. Tres palabras entresacadas del siguiente texto: “También vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios agradables a Dios por medio de Jesucristo” .
Los bautizados somos piedras vivas -como nos dice san Pedro- y formamos una casa espiritual en la que se ofrecen sacrificios y ofrendas agradables a Dios por Jesucristo.
San León Magno nos dice bellamente en una homilía de Navidad: “Reconoce, oh cristiano, tu dignidad”. Nuestra dignidad está en ser hijos de Dios y formar parte de un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para anunciar las proezas del Señor.
Si los templos románicos, góticos, barrocos… han conservado y mostrado la belleza a través de los siglos, nosotros, pueblo de Dios vivo, asamblea santa, iglesia en camino, estamos llamados a ser piedras vivas que muestren la belleza del Evangelio, la hermosura del amor entrañable y misericordioso de nuestro Dios. Nuestro modo de vivir los trabajos y las fiestas, nuestra alegría, nuestra paciencia, nuestro uso del dinero y de los bienes del mundo, hacen atrayente o insignificante el amor de Dios, el Evangelio. Nuestro modo de vivir habla con más elocuencia que nuestras palabras.
El programa pastoral de este curso 2014-2015 quiere ayudar a vivir y mostrar el amor de Dios desde nuestro compromiso, como piedras vivas, en la construcción de un mundo nuevo en libertad, en justicia, en paz y en amor.
Hagamos todo lo que esté en nuestras manos para lograrlo. Pero no olvidemos que la fuerza viene de Dios. Sin Él no podemos nada.
Y no olvidemos que todo esto lo lograremos si sabemos amar como Cristo nos ha amado y nos ama. Sólo el amor es digno de crédito, no lo son tanto las palabras, lo son los hechos, los hechos de amor y cercanía a todos, especialmente a los que más lo necesitan, a los que más sufren.
Pidamos para que con nuestras vidas entregadas a Dios y a los pobres, sepamos cantar las “Magnalia Dei” (las maravillas de Dios) en medio de esta sociedad que peregrina en La Rioja.
Ponemos el nuevo curso de pastoral en manos de Santa María, nuestra Madre, Estrella de la Nueva Evangelización.
Con mi afecto y bendición,
+ Juan José Omella Omella
Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño