La muerte del Hno. Miguel Pajares, que ha merecido el reconocimiento unánime de todos los españoles, es una oportunidad para recordar a tantos otros que de manera más discreta y silenciosa entregan su vida en la misión. Allí han quedado sus cuerpos y sus vidas rodeados de la cercanía y el acompañamiento de las gentes a las que han entregado la existencia y del dolor de quienes les vieron partir para la misión. Es una nueva oportunidad para reconocer la labor humanitaria y evangelizadores de estos testigos de la fe.
Las circunstancias que han concurrido en la enfermedad y el traslado del Hno. Miguel Pajares desde Liberia a España han desvelado la solidaridad del pueblo español con los misioneros y la rápida y eficaz implicación del Estado para poder ayudarle con los medios a su alcance. Una vez más los medios de Comunicación social expresan la sintonía, el reconocimiento y la admiración ante estos hombres y mujeres que dan la vida por los demás, como genuinos voluntarios.