Mons. Eusebio Hernández Queridos hermanos y amigos:
Siguiendo hoy el Evangelio de San Mateo volvemos a escuchar una nueva parábola, esta vez la del tesoro escondido (Mateo 13, 44-52). Un hombre encuentra un tesoro enterrado y consciente de su valor, vende todo lo que tiene para poder adquirir aquello que tiene mucho más valor que todos sus bienes.
Pero esto supone un riesgo ya que, a lo peor, aquel tesoro que se supone magnífico resulta no serlo tanto. Ésta es la gran tentación que podemos tener cuando decidimos seguir al Señor con fidelidad y amor. Siempre nos puede asaltar la duda de pensar que dejar aquello en lo que está nuestra seguridad puede ser algo que no nos llene plenamente.
El Evangelio de hoy es una invitación a arriesgarnos, a no tener miedo; si algo se mueve en nuestro espíritu y nos invita a seguir con fidelidad al Señor, no tengamos miedo. El tesoro escondido está en nuestro corazón, es decir en lo más profundo de nuestro corazón.
Tras esta breve reflexión sobre el Evangelio de hoy quiero, en primer lugar, saludar a todos los que en este verano volvéis a vuestros pueblos para un merecido descanso y convivir con vuestros familiares y amigos. Os deseo unos días felices y llenos de alegría.
También me gustaría que sintierais mi cercanía en las diversas celebraciones festivas que estos días próximos celebráis en tantos pueblos. Que las fiestas religiosas en honor de Nuestra Señora y de los Santos Patrones de vuestros pueblos os hagan revivir vuestra fe y sentir la fe como un don que llena nuestras vidas. Ese es el tesoro precioso del Evangelio: la fe, el encuentro con Jesús.
Quiero, finalmente, agradecer a los responsables de esta Hoja diocesana, Iglesia en Tarazona , por su trabajo y preocupación por hacer llegar la vida de la diócesis cada semana. Que el descanso del próximo mes de agosto os haga volver en septiembre con la misma competencia y entusiasmo.
Desde el pasado mes de septiembre cada semana he reflexionado con vosotros sobre distintas realidades de la vida de la Iglesia y de nuestra diócesis. De una forma sencilla he querido cada domingo que mi palabra os ayudara a vivir nuestra fe. Espero que así se haya logrado. Agradezco a todos los que me decís que estas cartas semanales os ayudan.
Con todo afecto os saludo y os bendigo.
+ Eusebio Hernández Sola, OAR
Obispo de Tarazona