Esta semana, al entrar en el Museo Diocesano de Arte Sacro de la diócesis de Bilbao una nueva obra recibe al visitante: se trata de una gárgola procedente de la iglesia gótica de Santa María de Ondarroa.
Instalada sobre uno de los pilares que flanquean la entrada al claustro, es la primera pieza del Museo que uno se encuentra al entrar. Representa un dragón (aunque en parte ha perdido sus alas), “un monstruo un tanto demoníaco que nos vigila amenazadoramente desde su altura. Pero no teman, es inofensivo”, explican los responsables del Museo.
La pieza, es un elemento decorativo que formaba parte de la coronación de los muros de la iglesia de Ondarroa. De hecho, -añaden- ni siquiera cumplía la habitual función de las gárgolas –salida libre del agua del tejado del templo–, ya que no tiene el necesario canalón interior: es maciza. Así que tan solo era ornamental. Y, a partir de ahora, recibirá a los visitantes del Museo.
(Diócesis de Bilbao)