Mons. Salvador Giménez Aprovecho este domingo para informar de la Visita ad limina Apostolorum que concluyó el pasado día 3 de marzo. No podíamos prescindir del comentario sobre el Seminario del domingo anterior. Ahora abordamos este acontecimiento que ha supuesto una gracia para el obispo, que personalmente ha estado en Roma, y para toda la comunidad diocesana, que ha permanecido unida en la oración y queda comprometida para actualizar las orientaciones del Papa mirando al futuro.
Ya os anuncié el contenido de los actos previstos y la preparación que la diócesis había realizado (FULL. 23. feb. 2014). Después de la visita procede hacer un pequeño balance e informar a toda la diócesis de los aspectos más relevantes. Además deseo compartir mis propias impresiones con todos vosotros.
La Visita constaba de tres partes: varias reuniones con los responsables de los dicasterios romanos, el encuentro con el Santo Padre y la oración ante las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo en las basílicas respectivas.
Por Provincias Eclesiásticas (de cinco a ocho diócesis cada una) nos reuníamos los obispos con los responsables de los distintos organismos para exponer la problemática actual de nuestras comunidades, plantear algunas cuestiones pastorales que nos preocupan y escuchar los criterios de actuación que se han tomado en determinados asuntos que conciernen a la Iglesia universal. La duración era de dos horas (mañana y tarde), el número de asistentes no sobrepasaba la veintena y recorrimos prácticamente todos los dicasterios. Fuimos atendidos con mucha amabilidad y la conversación se desarrolló siempre con confianza y libertad.
En dos ocasiones nos entrevistamos con el Papa. La primera tuvo lugar el día 28 de febrero, de 10.30 a 12.15 h. Estuvimos presentes los seis obispos de nuestra Provincia y los siete de la de Madrid. Se abordó gran cantidad de temas en forma de preguntas al Santo Padre que respondía con mucha familiaridad. Al mismo tiempo nos daba indicaciones para actuar como pastores y nos preguntaba también sobre algunas cuestiones que le preocupaban de nuestra sociedad y de nuestras diócesis. La cordialidad presidió esta larga conversación. La segunda entrevista tuvo lugar el lunes, 3 de marzo, a las 12 horas, a la totalidad de los obispos españoles. Hubo una presentación inicial del Presidente de la Conferencia Episcopal, un saludo del Papa a cada uno de los presentes regalándonos una cruz pectoral y nos entregó un mensaje para todos. Un escrito de cuatro folios, que no leyó, para que lo diéramos a conocer en la diócesis.
Al final unas palabras de despedida y un deseo de provechoso y feliz trabajo en la próxima Plenaria de todos los obispos.
Hubo una concelebración eucarística ante las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo en sus respectivas basílicas. Fueron momentos de intensa oración con muchos sacerdotes que nos acompañaban y con los sacerdotes que estudian en Roma.
La impresión primera ha sido de alegría y gratitud personal. También de mucha emoción por la responsabilidad de representar a toda la diócesis. En todo momento recordaba la tarea de tantos colaboradores, sacerdotes, religiosos y laicos que en Menorca dedican su tiempo a vivir la experiencia de Jesús, a anunciarlo en las distintas actividades catequéticas, cultuales y caritativas, empeñados en hacer más creíble el rostro de la Iglesia en nuestra sociedad y en llegar con valentía y alegría al corazón de todos los ciudadanos. Las palabras más repetidas durante estos días han sido evangelización, cercanía a los más pobres, salir a las periferias, felicidad por la fe y por la vida.
† Salvador Giménez Valls,
Obispo de Menorca