Mons. Francesc Pardo i Artigas “Una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del sol y la luna bajo sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Estando encinta, gritaba por los dolores del parto y las angustias de dar a luz”, (Ap. 12, 1-2). (De la primera lectura en la fiesta de la Asunción).
Recuerdo que, siendo niño, cuando contemplaba algunas imágenes de María, me preguntaba porqué llevaba una corona de doce estrellas, porqué tenía la Luna a sus pies, porqué algunas veces quedaba enmarcada como en un Sol, y otras veces aparecía a sus pies un dragón, como los que había visto en algunas fiestas mayores.
Años más tarde, cuando me correspondía leer la primera lectura de la fiesta de la Asunción de María, descubría que aquellas imágenes de María querían representarla tal como lo hace este fragmento del libro del Apocalipsis, por medio de unas imágenes que no entendía. Menos aún la figura del dragón de siete cabezas y diez astas que quería devorar al hijo de la mujer cuando naciese.
Más tarde, estudiando el libro del Apocalipsis, el último del Nuevo Testamento, entendí algo más del porqué de tales imágenes de María, su significado y su sentido para la Iglesia. Debeprecisarse que en este libro de difícil lectura y comprensión, ayudados por un buen guía, hallamos un gran mensaje de consuelo que nos enseña a leer “los signos de los tiempos” y a obtener las consecuencias pastorales. Es un compañero de viaje en el camino de la Iglesia para evangelizar en los momentos más difíciles y receptivos.
La figura de la mujer del texto es ciertamente la de María, y también la figura de la Iglesia.
Una gran señal en el cielo —espacio divino— una mujer vestida de sol, que siempre se contempla como una obra maestra de la creación. A esta mujer, Dios la viste con los mejores dones, ya que el sol se refiere explícitamente a Cristo. Por lo tanto, la mujer, María, está revestida de Cristo, muerto y resucitado.
La Luna bajo sus pies simboliza la medida del tiempo. El calendario lunar marcaba el paso del tiempo. Por eso, la indicación de la Luna bajo sus pies es indicativa de eternidad.
La corona de doce estrellas sobre la cabeza expresa que ella ya ha alcanzado la cima. La cifra es una referencia a las doce tribus de Israel y a los doce apóstoles. Las estrellas nos orientan en la oscuridad.
¿Qué significa el dragón rojizo? La fuerza del poder que se opone violentamente a Cristo y a lo que significa. Cabe destacar que las cabezas y las diademas significan poder, pero las diez astas manifiestan que tal poder es limitado.
El Hijo de la mujer es ciertamente Cristo, el Mesías que regirá las naciones, que intervendrá en la historia hasta conseguir su realización. Este hijo está sentado en el sitial de Dios.
La mujer huye al desierto. Todos vivimos la experiencia del desierto. También la Iglesia de nuestros días, con sus dificultades. No es la tierra prometida.
La mujer simboliza María, la mujer del “si” a Dios, la delMagnificat, la de las bodas de Canaán, la que está al pié de la cruz reunida con la Iglesia naciente de los apóstoles. Aquella mujer a la cual, desde la cruz, Jesús confía la maternidad de la Iglesia en la persona de Juan, el discípulo predilecto. Por esta misma razón también la Iglesia, formada por los hijos predilectos, que tenemos la misión de hacer nacer a Cristo en el corazón de nuestra historia, de nuestra generación, pese a todas las adversidades o fuerzas que se opongan. María, madre de Cristo y madre de la Iglesia.
En la fiesta de la Asunción de María podemos creer y afirmar: “Ahora es la victoria de nuestro Dios, la hora de su poder y de su Reino, y su Mesías ya gobierna”.
+Francesc Pardo i Artigas
Obispo de Girona