Mons. Jesús García Burillo Queridos diocesanos:
Os comunico un hecho que nos llena de alegría: el papa Francisco ha firmado el decreto por el que reconoce el martirio “por odio a la fe” de los Siervos de Dios José Máximo Moro Briz y cuatro compañeros sacerdotes de la diócesis de Ávila: José García Librán, Juan Mesonero Huerta, Damián Gómez Jiménez y Agustín Bermejo Miranda. Por tanto, se procederá a su solemne ceremonia de beatificación el domingo, 13 de octubre de 2013, en Tarragona.
Junto a ellos, incorporados en diferentes procesos, serán beatificados otros cinco mártires abulenses: el obispo de Jaén, Manuel Basulto Jiménez, y su secretario, Félix Pérez Portela, nacidos ambos en Adanero; sor Asumpta González Trujillano, misionera franciscana de la Madre del Divino Pastor, nacida en El Barco de Ávila; y los padres carmelitas, hermanos de sangre, P. Daniel María y P. Aurelio María García Antón, de Navacepeda de Tormes.
La Oficina para las Peregrinaciones está organizando un viaje de la Iglesia diocesana en el que, con gran gozo, estaremos presentes. Este hecho nos llena de alegría porque serán beatificados diez nuevos mártires de nuestra tierra, que se unen a los otros diez abulenses reconocidos en la ceremonia que tuvo lugar en Roma el pasado 28 de octubre de 2007.
Pertenecemos a una Iglesia de mártires. El papa beato Juan Pablo II, en la navidad del año 2000, constató que, “al terminar el segundo milenio, la Iglesia ha vuelto a ser de nuevo Iglesia de mártires” (NMI 7). En este mismo orden, la Conferencia Episcopal Española ha subrayado que “fueron muchos miles los que por entonces ofrecieron ese testimonio supremo de fidelidad. La Iglesia reconoce ahora solemnemente a este nuevo grupo como mártires de Cristo… Ellos fueron `firmes y valientes testigos de la fe´ que nos estimulan con su ejemplo y nos ayudan con su intercesión” (Los mártires del siglo
XX en España, firmes y valientes testigos de la fe, 1).
Así lo había explicado el Concilio Vaticano II: «La Iglesia siempre ha creído que los Apóstoles y los mártires, que han dado con su sangre el supremo testimonio de fe y de amor, están más íntimamente unidos a nosotros en Cristo… Por eso, los venera con especial afecto, junto con la bienaventurada Virgen María y los santos ángeles, e implora piadosamente la ayuda de su intercesión» (LG 50).El papa Benedicto XVI, en octubre de 2011, al inaugurar el Año de la Fe, nos decía que es decisivo volver a recorrer la historia de la fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado» (Porta fidei 13). En esta senda, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy papa Francisco, añadió en 2012, que «el estado de persecución es normal en la existencia cristiana, sólo que se viva con la humildad del servidor inútil y lejano de todo deseo de apropiación que lo lleve al victimismo…
Esteban no muere solamente por Cristo, muere como él, con él, y esta participación en el misterio mismo de la pasión de Jesucristo es la base de la fe del mártir.» (Mente abierta, corazón creyente, Madrid 2013, 60).
Es una gracia extraordinaria para nuestra Iglesia abulense. La Iglesia de Ávila tiene un motivo especial para sentir la grandeza de este momento. Por primera vez serán beatificados cinco sacerdotes que entregaron su vida por Cristo en nuestra tierra, junto al rebaño que pastoreaban. Es la primera vez que un proceso de canonización, iniciado en Ávila, alcanza este reconocimiento solemne de la Iglesia y, por eso, es más grande la
gracia que ha tenido el Santo Padre al decretar esta solemne beatificación.
Haced una colecta especial para sufragar los costes. Los actos programados para acoger a los peregrinos que lleguen a Tarragona el próximo mes de octubre, las gestiones para llevar a término todos los procesos informativos, las necesidades logísticas de un acontecimiento de esta envergadura conllevan unos gastos importantes que debemos afrontar. Por este motivo, os ruego que hagáis una colecta especial en orden a reunir los fondos necesarios, asignados a cada una de las causas que se integran en esta solemne celebración. En otras ocasiones se han recibido cantidades suficientes
para abordar proyectos diocesanos. Hoy la llamada a la generosidad de los cristianos vuelve a ser necesaria. Pido a los párrocos que organicen en sus parroquias colectas especiales con este motivo. Muchas gracias.
Os aseguro que esta sangre no ha sido derramada en tierra estéril. “La beatificación del Año de la fe es una ocasión de gracia, de bendición y de paz para la Iglesia y para toda la sociedad. Vemos a los mártires como modelos de fe y, por tanto, de amor y de perdón” (CEE, 11). “Los mártires murieron perdonando. Por eso, son mártires de Cristo, que en la Cruz perdonó a sus perseguidores. Celebrando su memoria y acogiéndose a su intercesión, la Iglesia desea ser sembradora de humanidad y reconciliación en una sociedad azotada por la crisis religiosa, moral, social y económica, en la que crecen las tensiones y los enfrentamientos” (CEE12). Al volver la mirada a los mártires que entregaron su vida por Cristo en la persecución religiosa española de 1936-1939, nuestra Iglesia se ensancha y contempla en el cielo a sus
mejores hijos, se siente estimulada por su ejemplo y pide la intercesión de aquellos que, a los pies del Príncipe de los Mártires, velan con solicitud por cada uno de nosotros.
Damos gracias a Dios por ellos y por este feliz acontecimiento, que nos seduce.
+ Jesús García Burillo
Obispo de Ávila