Mons. Joan-Enric Vives Este fin de semana en la Catedral de La Seu –donde ya iniciamos el Año de la fe pasado 12 de octubre– vivimos un acontecimiento gozoso y lleno de significado: la Jornada diocesana del Año de la Fe, el Encuentro como Diócesis cerca del Obispo y su presbiterio, unidos como familia de familias de todos los lugares del Obispado y todas las dimensiones de nuestra acción evangelizadora y pastoral. Los Consejos diocesanos quisieron que celebrásemos esta Jornada festiva de la fe cristiana, para vivir y manifestar a todo el mundo la belleza de la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre como nosotros para salvarnos, y el gozo de la comunión eclesial entre todos sus discípulos. Para que el mundo crea, nos presentamos unidos todos los cristianos de Urgell, a imitación de la Iglesia Madre de Jerusalén, como nos dicen los Hechos de los Apóstoles: Recibiréis una fuerza que os hará testimonios míos, hasta los extremos de la tierra… Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones… La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma.” (He 1,8; 2,42; 4,32). Celebramos las tres grandes dimensiones: Anunciar la Palabra de Vida, Celebrar los Sacramentos, Servir con amor a a todos los hermanos y Testimoniar la fe.
Por una gracia inmerecida de Jesucristo, nosotros, hoy y en Urgell, somos la Iglesia santa, el Cuerpo de Cristo, el pueblo de Dios siempre en camino para anunciar las maravillas del amor de Dios a todos nuestros hermanos. Siguiendo la enseñanza del nuevo Papa Francisco y en comunión católica con él, bien podemos creer que la Iglesia es la familia de Dios, que tiene un proyecto de amor misericordioso para la humanidad. El plan de Dios es “hacer de todos nosotros la única familia de sus hijos, en la que cada uno sienta su proximidad y su amor, el calor de ser familia de Dios. En este gran diseño tiene su origen la Iglesia, que no es una organización nacida de un acuerdo entre varias personas, sino una obra de Dios que nace de este amor y que se realiza progresivamente en la historia” (Catequesis 29.5.2013). La Iglesia nace del deseo de Dios de llamar a todas las personas a la comunión con Él, a su amistad; y todavía más, a participar como hijos suyos de su misma vida divina.
La Jornada diocesana del 15 de junio de este fin de semana es la culminación del curso pastoral 2012-2013, y une a todas las Parroquias y Delegaciones diocesanas, con los Consejos, saliendo a la plaza pública, recreando la comunión entre nosotros, haciendo que nos escuchemos mutuamente, con amor y agradecimiento, reviviendo el gozo de la fe a través de los testimonios que algunos hermanos nos aportan. Hemos proclamado el Evangelio de Jesús y hemos celebrado su amor hecho alimento eucarístico, para reafirmar el compromiso de la misión. Tenemos una misión ineludible entregada por Jesús a la Iglesia y a cada cristiano, puesto que este tesoro de la fe y el conocimiento de Jesucristo que nos salva, no es sólo para nosotros, sino para todos.
Y conviene que todos puedan escucharlo con lenguajes adaptados y cercanos, y que lo puedan ver y experimentar, sin necesidad de entrar a las sacristías, sino por sus calles, por las “periferias” de los pueblos y las ciudades de Urgell, y que se puedan unir a nosotros, para ser Pueblo santo de Dios en camino hacia la eternidad. Que todos puedan decir “¡miradlos cómo se quieren!”. Jesús nos acompaña, lo sentimos y los sabemos, con su Espíritu que nos va guiando hacia Dios, la Verdad plena.
+Joan-Enric Vives,
Arzobispo de Urgell