Mons. Mario Iceta Espiritu Santuaren doea hartuta, Jaunak maite izan ginduzan lez maiteko dogu alkar
Este mes comienza con la preciosa celebración del Corpus Christi, el día de la Caridad. Una fiesta entrañable, que une lo divino con lo humano: la presencia real y sacramental de Cristo en la Eucaristía que se hace don para nosotros y presencia sin fin. De este modo, también nosotros podremos ser don para los demás y presencia fraterna que nos ayude a caminar. No en vano, el Señor nos mandó amarnos los unos a los otros, pero no de cualquier manera, sino de un modo totalmente nuevo: “como Yo os he amado”, es decir, hasta la entrega de la propia vida. Esto sólo podremos hacerlo de este modo cuando hayamos recibido el don del Espíritu Santo, que nos posibilita para amar así, de una manera infinitamente más profunda y plena que el “amar al prójimo como a ti mismo”, propio del Antiguo Testamento
Esta celebración encontrará eco en la solemnidad del Sagrado Corazón, devoción de la que Bilbao fue pionera, gracias a la presencia entre nosotros de la Compañía de Jesús, que custodia este modo de comprender a un Dios que nos ama no sólo de modo divino y por medio de la efusión del Espíritu Santo, sino también con corazón humano, lleno de ternura y misericordia para todos, de modo particular para los pecadores y para los que sufren por cualquier causa y los que no encuentran misericordia.
Jesusen jarraitzaileok besteen aldeko zerbitzua izan behar dogu gure bizieraren ardatz
Ambas fiestas nos hacen recordar la permanente tensión de nuestra vida al servicio de los demás, a imagen de Jesús, que no vino a ser servido sino a servir y entregar la vida. Este estilo de vida del Señor, asumido libremente por quien quiera ser su discípulo, nos pone en disposición de compartir lo que tenemos con los necesitados y de extender la creatividad necesaria para aliviar tantas situaciones de pobreza e injusticia y ser fermento y constructores de una humanidad nueva, un mundo nuevo donde se promueva y tutele la inalienable dignidad de toda persona, desde su concepción hasta su muerte natural. El día de la Caridad debe resonar constantemente en nuestros corazones como disposición habitual a entregarnos al servicio del prójimo.
Esker ona adierazo behar dogu Jaunak bere mahastira lan egitera deitu gaitualako. Espirituari entzun behar deutsagu aurrerantzean zer eskatzen jakun jakiteko
Con el mes de junio se concluyen también diversas actividades fundamentales en nuestras parroquias. Se van cerrando tareas que nos han ocupado todo el año, principalmente la catequesis. Pero los demás afanes siguen adelante. Son como el palpitar del corazón: la celebración cotidiana de la Eucaristía y los demás sacramentos, la atención a los enfermos y ancianos, el servicio de la caridad… También en el ámbito de toda la diócesis concluimos el IV Plan Diocesano de Evangelización. Han sido muchos los dones que el Señor nos ha concedido durante los cinco años de su vigencia. Mucho más extensos, profundos y tantas veces inesperados. Él siempre nos sorprende. Llega la hora de evaluar el trabajo realizado con el sentimiento de gratitud de haber sido convocados a trabajar en la viña del Señor. Durante el curso próximo, además de su evaluación, tocará ponernos a la escucha del Espíritu, en actitud orante, y dispuestos a seguir sus inspiraciones para las tareas que nos sean encomendadas.
EPKa eta bakegintza, Pastoral Barrutiak, Kuriaren birmoldaketa…
El Consejo Pastoral Diocesano ha concluido un valioso trabajo desarrollado durante dos años acerca de las líneas fundamentales y las acciones que pretendemos llevar adelante para ser edificadores de paz, colaboradores en la convivencia y cohesión social, promotores de reconciliación. Las Unidades Pastorales, erigidas canónicamente, constituyen un signo de esperanza en la revitalización de nuestras comunidades. También la reforma de la Curia que estamos llevando a cabo permitirá que este organismo sea más ágil, eficaz y eficiente y más cercano al servicio de las necesidades de las parroquias, comunidades, unidades pastorales, con el fin de ayudarles a llevar adelante su misión.
Fedearen Urtea abagune ederra da gure fedearen iturrietara joteko eta Kontzilioaren garrantzia berreskuratzeko
Continuamos surcando el Año de la Fe al que fuimos convocados por el Santo Padre. Constituye una ocasión de gracia para volver a las fuentes cristalinas de las que mana nuestra fe, así como de releer el soplo fresco del Espíritu que significó el Concilio para nuestra Iglesia. A cincuenta años vista, podemos percibir el camino realizado, con sus luces y sus sombras, y retomar la senda luminosa del Concilio con nuevo ardor y también nuevos métodos y formas en el modo de llevarlo a la realidad de nuestra experiencia cristiana y de la vida de la Iglesia.
Merezitako atsedena hartzeaz gainera, udaldian be jarraitu daigula behartsuenen alde egiten
El tiempo de verano es tiempo de recoger frutos, de renovar fuerzas y dedicar tiempo a lo que tantas veces se ve limitado por el ajetreo cotidiano del curso: una mayor y mejor dedicación a la familia, a la oración, a la lectura, a los amigos, al deporte, al descanso, al cambio de actividad, al conocimiento de nuevas personas y culturas… sin olvidar nuestro compromiso cotidiano con Dios, el servicio y cuidado de los empobrecidos, los ancianos, los enfermos. Muchos dedicáis un tiempo precioso a colaborar con las tareas misioneras, con la cooperación con otras iglesias hermanas, con la cooperación internacional mediante ONGs. Dedicar tiempo y energías al servicio del prójimo es fuente de crecimiento personal y expresión de las actitudes evangélicas más genuinas. Mi felicitación por este servicio. Os deseo un feliz tiempo estival. Que Dios os custodie y os bendiga. Con afecto fraterno.
+ Mario Iceta Gabicagogeascoa
Obispo de Bilbao