Mons. Carlos Escribano La Solemnidad de Pentecostés culmina el tiempo Pascual. En este año de la Fe, la celebración de esta fiesta es un buen momento para valorar la importancia del artículo del Credo que nos mueve a afirmar nuestra fe en la Tercera Persona de la Santísima Trinidad y las consecuencias que de ella se derivan.
Por ser el año de la Fe, y de un modo excepcional, se propuso que hubiese una única celebración del sacramento de la confirmación en la ciudad de Teruel el día de Pentecostés. A ella se han añadido algunas parroquias rurales. Creo que es una feliz iniciativa en la que la comunidad cristiana de la ciudad se reúne con sus jóvenes, y de la mano de Santa María en este mes de mayo, a la espera de la efusión del Espíritu. Es un signo de esperanza al que nos convoca la Iglesia diocesana dando especial protagonismo a los jóvenes de nuestras parroquias. Sus familias y amigos, los catequistas, los sacerdotes y el propio obispo nos sentimos gozosos de poder acompañarles en este momento en el que van a culminar su iniciación cristiana. Las parroquias les han acogido y acompañado en su proceso catequético durante los últimos cursos, caminando a su lado con gozo, paciencia y esperanza. En este día de Pentecostés, en el que celebramos su confirmación, los jóvenes se convierten en protagonistas de la evangelización y, pedimos a Dios que también, en testigos valientes de una fe que ha ido madurando.
Los propios confirmandos me han enviado algunas cartas en las que expresan los motivos por los que piden el sacramento de la confirmación. La mayoría de sus argumentos son reflejo de un camino realizado con solidez y de un paso que pretenden dar con responsabilidad y desde la fe. Es cierto que en ocasiones los jóvenes pueden parecernos un tanto despreocupados de las cosas de Dios, pero, por fortuna, en esta ocasión nos sentimos convocados para ser testigos de su sí a Dios. Y contamos con la fuerza del Espíritu Santo que va a derramar sus dones y va a abrirles un horizonte nuevo. Ya lo hizo al comienzo de la Iglesia con los mismos Apóstoles que no conseguían comprender bien lo que ocurría, lo que Jesús les proponía y lo que significaba ser sus discípulos, hasta que el Espíritu descendió sobre ellos y se convirtieron en testigos valientes del Evangelio.
Esta confirmación, como ocurre todos los años, se convierte también en un reto para la comunidad cristiana y para las familias de los jóvenes. Las parroquias deben seguir trabajando con creatividad, constancia, alegría e ilusión para poder acoger y acompañar a este joven y numeroso grupo de creyentes que en el año de la Fe reciben la confirmación. El saber acompañarles se convierte en un reto urgente e inexcusable para esta Iglesia que peregrina en Teruel. También supone un gozoso compromiso para sus familias: ¡queridas familias, vuestros hijos os siguen necesitando a su lado para crecer como cristianos!
La celebración tendrá lugar en el Polideportivo Municipal de los Planos, pues ningún templo de la ciudad tiene capacidad suficiente para albergar con comodidad a los más de 150 confirmandos que participarán en la celebración, a sus padrinos, a sus familias, amigos y miembros de las distintas parroquias.
Quiero dar las gracias a la Delegación de Pastoral juvenil por su entusiasmo y por el gran esfuerzo organizativo y de animación espiritual que han hecho para que esta celebración fuese posible. A los sacerdotes y catequistas por el acompañamiento dado estos años a este nutrido grupo de jóvenes. Y a todos los que nos acompañéis ese día con vuestra presencia o con vuestra oración.
+ Carlos Escribano Subías,
Obispo de Teruel y de Albarracín