Mons. Alfonso Milián Hoy celebramos Pentecostés: cincuenta días después de la Pascua y momento en el que se inicia un largo camino en la historia de la Iglesia, con el impulso y bajo la guía del Espíritu Santo que Jesús había prometido a sus discípulos.
Todo cambió en aquel menguado grupo de discípulos que quedaba después de los acontecimientos ocurridos en Jerusalén. De aquellos hombres y mujeres
desesperanzados y todavía amedrentados, surgió un puñado de testigos capaces de empeñar su honra y su vida por dar a conocer «lo que habían visto y oído» después de la resurrección de Jesús de entre los muertos. Bien podemos decir que el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia.
El Espíritu de Jesús sigue guiando hoy la vida de la Iglesia y la impulsa a
evangelizar, ya que, como dijo el papa Pablo VI, «evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda; ella existe para evangelizar».
En esta tarea evangelizadora, ocupáis un lugar imprescindible los laicos
cristianos, tal como nos enseñó el Concilio Vaticano II: «A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. Están llamados por Dios, para que, desempeñando su propia profesión guiados por el espíritu evangélico, contribuyan a la santificación del mundo como desde dentro, a modo de fermento. Y así hagan manifiesto a Cristo a los
demás, primordialmente mediante el testimonio de su vida».
Para realizar esta tarea, la Iglesia os invita a vincularos en alguna de las diversas asociaciones para el apostolado que ella reconoce. Entre todas ellas, ocupa un lugar destacado la Acción Católica, que, tal como hemos dicho los Obispos españoles, «tiene la vocación de manifestar la forma habitual apostólica de “los laicos de la diócesis”, como organismo que articula a los laicos de forma estable y asociada en el dinamismo de la pastoral diocesana». Gracias a Dios, la Acción Católica está desarrollando una nueva vitalidad y se ofrece como una propuesta de formación e impulso del laicado de
las parroquias en los sectores de niños, jóvenes y adultos. Invito a todos y,
particularmente a los niños, a que después de la Primera Comunión os vinculéis en los grupos de niños de Acción Católica. Y, a los padres, os pido que les animéis para que continúen formándose como cristianos en estos grupos.
Esta tarde de Pentecostés celebraremos, como todos los años, el Encuentro
Diocesano de Laicos en el Santuario de Nª Sª del Pueyo, patrona de nuestra Diócesis.
Os animo a todos, laicos cristianos asociados y no asociados, a caminar juntos por la vía lucis (camino de la luz) hasta el altar en el que veneramos a la Madre de Jesús y, con ella y como ella, abrirnos al don del Espíritu Santo en este Año de la fe.
Que el Espíritu de Jesús descienda sobre todos nosotros, Iglesia diocesana de
Barbastro-Monzón, y nos conceda el don de vivir la fe con alegría y esperanza.
+ Alfonso Milián Sorribas
Obispo de Barbastro-Monzón