Mons. José Manuel Lorca En este domingo celebramos la Solemnidad de la Ascensión, el último día de la vida del Señor en la tierra, cuando subió al cielo. Esta es la última imagen que nos ha quedado de Jesús glorificado, con el signo de la nube que habla de su divinidad, con la visión del Tabor ya cumplida y real. Es Jesús hombre y Dios verdadero. En este momento nos queda grabada también la última bendición entre nosotros, signo de la certeza de que no nos dejará de su mano. Jesucristo bendice y muestra su protección. Ahora nos queda la fe, la confianza en él, sus palabras, su ejemplo, la Eucaristía, los signos eficaces de salvación… ¡Dios está aquí!, con nosotros. Pero no debemos quedarnos mirando arriba, que hay que caminar, por eso, la exhortación imperativa de Jesucristo a ponernos en marcha. Comienza otra etapa, otra prueba para la fe, pero con más signos, con más confianza. Los apóstoles conocían las maneras de actuar el Señor, las enseñanzas y la Palabra que predicó; les era notorio lo vivido cerca del Maestro, la exquisita obediencia al Padre, su auténtica y constante oración; también sabían de persecuciones, de su admirable humildad; habían sido testigos de los acontecimientos de dolor y muerte en la Cruz y, sobre todo, podían certificar que lo habían visto Resucitado. Comienzan tiempos nuevos, serán ellos los que deban abrir nuevos surcos.
Si los apóstoles volvieron gozosos a Jerusalén porque se sabían bendecidos por el Señor, nosotros tenemos las mismas razones para el gozo, también somos bendecidos por el Señor, nuestro corazón no puede dejar de querer ver a Jesús, no lo vemos, porque se lo ha llevado la nube, pero lo sentimos bendiciéndonos. Los ángeles no reprochan a los discípulos el que miren al cielo, porque en el cielo está Jesús. Ahora nos toca decirle a todo el mundo que Dios nos protege y dónde está Dios.
Me pregunto si el haber tenido que soportar tantas dificultades, persecuciones, la rutina y el cansancio no nos ha llevado a la inconstancia, al abandono de nuestras responsabilidades como testigos de Dios ¡Despertemos del sueño, porque el mismo mensaje evangélico, del que somos portadores, nos da seguridad, garantía y confianza de que estamos en la verdad! La garantía y solidez de lo que creemos nos viene del Espíritu Santo y esto lo que ofrecemos a todos, lo que nos da coraje y valentía para evangelizar. ¡Recordad que estáis bendecidos por Cristo!
+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena