Mons. Manuel Ureña El día 21 de agosto de 2011 terminaba en Madrid la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (=JMJ). Y, apenas tres días después, concretamente en el curso de la audiencia general del 24 de agosto, el papa Benedicto XVI anunciaba el lema de la JMJ Rio 2013, que dice así: “Id y haced discípulos a todos los pueblos”. Este “lógos” o “ipsissimun Verbum Christi” corresponde, como es sabido, al texto de Mt 28, 19.
Pues bien, más de un año después, exactamente el 18 de octubre de 2012, el papa Benedicto XVI firmaría el Mensaje para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud 2013, que tendrá lugar en Río de Janeiro durante la última decena del mes de julio próximo.
En realidad, el lema de la JMJ de Madrid 2011 constituye el fundamento del lema de la JMJ de Río de Janeiro 2013. Dicho con mayor explicitud, justo porque estamos arraigados y edificados en Cristo, nos mantenemos firmes en la fe (cf Col 2, 7). Y la permanencia firme en la fe determina que debamos tomar muy en serio el mandato del Señor: “Id y haced discípulos a todos los pueblos” (cf Mt 28, 19).
En su espléndido Mensaje, Su Santidad Benedicto XVI renueva su invitación a todos los jóvenes del mundo a participar en la JMJ de 2013 y a meditar sobre el tema del encuentro: “Id y haced discípulos a todos los pueblos” (cf Mt 28,19).
Esta llamada a la misión evangelizadora tiene que resonar con fuerza – dice el Papa – en los corazones de los jóvenes. Y, al coincidir la XXVIII JMJ con el Año de la fe, la llamada del Papa a los jóvenes implica a éstos en el gran impulso misionero de toda la Iglesia: dar a conocer a Cristo, que es el regalo más valioso que se puede hacer a los hombres.
Y, a continuación, el Papa explica en su Mensaje el contenido de cada uno de los términos del lema de la JMJ.
Se trata de una llamada apremiante a trabajar por el Reino de Dios, por el verdadero progreso de este mundo y por el bien del propio heraldo del Evangelio, pues éste, al anunciar el Evangelio, se hace más discípulo de Cristo y se va convirtiendo en cristiano maduro.
Hay que salir, pues, como Abraham, de las propias seguridades, de la propia casa (“Id”) y llegar a todos los pueblos para ser en éstos instrumentos de la verdad y del amor del Señor y convertir a los hombres en discípulos de Jesucristo.
Fuertes son las dificultades que comporta el acto de la evangelización. Pero Dios es más grande que la resistencia del mundo al Evangelio y más grande también que los pecados y que las vacilaciones de los heraldos. No tengamos miedo. Todos los obstáculos serán vencidos con la oración, sobre todo con la oración de adoración ante Jesús Sacramentado.
Finalmente, muy hermosa es la oración oficial de la JMJ Río 2013. Su texto es el siguiente:
¡Oh Padre! Tú enviaste a tu Hijo Eterno para salvar al mundo y elegiste a hombres y mujeres para que, por Él, con Él y en Él proclamaran la Buena Nueva a todas las naciones. Concede las gracias necesarias para que brille en el rostro de todos los jóvenes la alegría de ser, por la fuerza del Espíritu, los evangelizadores que la Iglesia necesita en el Tercer Milenio.
¡Oh Cristo!, Redentor de la humanidad. Tu imagen de brazos abiertos en la cumbre del Corcovado acoge a todos los pueblos. En tu ofrecimiento pascual, nos condujiste por medio del Espíritu Santo al encuentro filial con el Padre. Los jóvenes, que se alimentan de la Eucaristía, te oyen en la Palabra y te encuentran en el hermano, necesitan de tu infinita misericordia para recorrer los caminos del mundo como discípulos misioneros de la nueva evangelización.
¡Oh Espíritu Santo!, Amor del Padre y del Hijo. Con el esplendor de tu verdad y con el fuego de tu amor, envía tu luz sobre todos los jóvenes, para que, impulsados por la Jornada Mundial de la Juventud, lleven a los cuatros rincones del mundo la fe, la esperanza y la caridad, convirtiéndose en grandes constructores de la cultura de la vida y de la paz, y en los protagonistas de un nuevo mundo. ¡Amén!
Esta preciosa oración será elevada a Dios bajo el patronazgo y bajo la intercesión de los Santos patronos e intercesores de la JMJ Río 2013, a saber, bajo el patronazgo de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, protectora de la Iglesia y de las familias; de San Sebastián, soldado y mártir de la fe; bajo el patronazgo de San Antonio de Santana Galvao, heraldo de la paz y de la caridad; bajo el patronazgo de Santa Teresita del Niño Jesus (Teresa de Lisieux), patrona de las misiones; y bajo el patronazgo del papa Beato Juan-Pablo II, amigo de los jóvenes.
Y esta oración subirá también hasta la faz del Altísimo con la intercesión de Santa Rosa de Lima; del gran joven seglar Beato Pier Giorgio Frassati; de la Beata Chiara Luce Badano; del Beato Federico Ozanam; del Beato Adilio Daronch; de Santa Teresa de los Andes; del Beato José de Anchieta, apóstol de Brasil; del Beato Isidoro Bakanja; de la Beata Hermana Dulce; de San Jorge, el conocido militar del Imperio Romano; de la Beata Laura Vicuña; de San Andrés Kim y compañeros, mártires de la evangelización; y, finalmente, con la intercesión de la Beata Albertina Berkenbrock, virtuosa en los valores evangélicos.
† Manuel Ureña,
Arzobispo de Zaragoza