Mons. Francesc Pardo i Artigas “Tu cruz adoramos, Señor,
y tu santa resurrección alabamos
y glorificamos.
Por el madero ha venido la alegría
al mundo entero”
(Misal Romano, antífona en la veneración de la Santa Cruz)
Muerte y resurrección, pasión y pascua, cruz y gloria, muerte y vida… “Yo soy la resurrección y la vida… ¿Lo crees?”. La pregunta de Jesús a Marta en la muerte de su hermano Lázaro es siempre la pregunta dirigida a todos y cada uno de nosotros: “¿Crees que yo soy la resurrección y la vida?”. Muchos le respondemos que si, que lo creemos. Otros no saben que contestar, otros ignoran a Cristo y la pregunta; otros dudan porque la dureza de la vida y sus heridas, la enfermedad, los fracasos, la experiencia de la muerte de seres amados, tantos hechos y situaciones provocadas por el desamor –que en definitiva es el pecado-, no ofrecen motivos para la esperanza.
Nos disponemos a vivir una nueva Semana Santa y Pascua en este Año de la Fe… ¿Qué ha de significar? ¿Qué ha de ofrecernos? ¿Es importante vivirla y celebrarla en nuestra vida concreta y cotidiana?
Pueden ser y han de serlo unos días de gracia, porque al recordar y actualizar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, redescubrimos vitalmente la necesidad de la salvación y la alegría de vivirla en nuestro camino de peregrinos, esperando gozarla del todo y para siempre.
¿Tenemos necesidad de salvación? Es la gran pregunta, la más importante para nuestra propia vida, para la humanidad y su historia. Si no nos engañamos con falsas ilusiones, nos daremos cuenta que vivimos una sed de amor, de vida y de felicidad insaciables. En algunos momentos lo experimentamos y en otros experimentamos su ausencia.
Al mismo tiempo, somos conscientes de la necesidad de una convivencia y de una sociedad “sana”, donde la persona se pueda desarrollar en todas sus dimensiones. Pero, también somos conscientes que hay mecanismos injustos, inhumanos, destructores de la convivencia fraterna. Las causes se originan en lo más profundo de nuestro ser, cuando rompemos la comunión con Dios, con los demás, con nuestro entorno y con nosotros mismos. Es el pecado personal que se enquista y se convierte también en “estructuras” opresoras e injustas. Lo sabemos bien, no somos inocentes. Sin embargo, hay “solución”, hay “salvación”.
¿Con qué o con quien buscar la salvación?
Nosotros creemos, proclamamos y celebramos que el salvador es Jesucristo, que pasó por el mundo haciendo el bien, que murió en la cruz por nosotros y que resucitó. Él es la vida y la salud del cuerpo, del espíritu, de toda la persona y de todas las personas.
No es suficiente tener un cierto conocimiento de todo ello, incluso repetirlo con palabras: es necesario vivirlo intensamente y, por ello, celebrarlo. De aquí la importancia de participar en las celebraciones de Semana Santa, estés donde estés…
Adoremos al Señor de la cruz,
Alabemos y glorifiquemos su resurrección.
¡Y nos llenaremos del gozo de la salvación!
Si deseas vivir con gozo la salvación. ¡Celebra la Semana Santa!
+Frances Pardo i Artigas
Obispo de Girona