Mons. Ángel Rubio Como a todos, me ha sorprendido el anuncio de la renuncia de Benedicto XVI al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que le fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005. El mismo Santo Padre ha explicado los motivos de esta decisión: “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”.
No me cabe duda de que lo ha pensado y reflexionado mucho y ha llegado a la conclusión de que ésta es la mejor decisión para la Iglesia. Agradezco en mi nombre propio y en el de toda la Iglesia diocesana de Segovia el riguroso trabajo realizado por el Papa a lo largo de estos años, especialmente sus visitas a España y la declaración de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia; algunas de las muchas acciones que Benedicto XVI ha llevado a cabo en bien de la Iglesia y de la sociedad. Todavía resuenan en nuestros oídos el saludo personal con nombres y apellidos que públicamente nos dirigió el Santo Padre a lso peregrinos de Segovia en la audiencia general del día 9 de noviembre de 2011.
Se abrirá a partir del 28 de febrero —como el mismo Papa ha dicho— un periodo de sede vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice. Confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.
Deseamos al Papa Benedicto XVI pueda desde su retiro seguir orando por el bien de la Santa Iglesia de Dios. Y nosotros desde aquí pedir también al Espíritu Santo que inspire el camino que la Iglesia debe seguir en estos tiempos.
Espero, junto con todos los miembros de la Conferencia Episcopal Española, la declaración que el cardenal Antonio María Rouco en calidad de presidente de la misma realizará esta tarde.
+ Ángel Rubio Castro
Obispo de Segovia