En la última Asamblea de «Manos Unidas» de Urgell-Andorra del pasado enero revisamos los proyectos iniciados en el año 2012 y el total recogido fue de 67.842 euros. Representa una cierta disminución respecto del 2011 en cuanto a donaciones y colectas, quizá por la crisis económica, pero podemos decir que se mantiene el aprecio de los fieles y de mucha gente de buena voluntad por esta Campaña anual, humilde y llevada a cabo preferentemente por mujeres, que son las que quisieron cambiar las cosas, y no se conformaron con que el hambre fuera inexorable. Ahora esta Asociación católica tiene un gran prestigio y colabora enormemente en todo el mundo en proyectos de desarrollo y de paz.
La Campaña de este año se centra en el lema: «No hay justicia sin igualdad«, valorando la promoción de la igualdad y de la autonomía de las mujeres en todo el mundo. Valora la mujer, como base de la justicia y no sólo como alguien que participa. El cartel elegido muestra una mujer africana llevando dos cestas en los hombros, donde se dice que «no hay justicia», «sin igualdad», metáfora de las balanzas con las que normalmente se representa la virtud de la justicia. Y los colores son llamativos, potentes, y aportan un soplo de optimismo y de esperanza.
En Urgell para este año Manos Unidas ha escogido dos bellos proyectos donde irán destinadas las ayudas y el producto de nuestros ayunos de 2013: uno en Nigeria, África occidental, para prevenir la violencia y la discriminación contra las mujeres. Y el otro en Guatemala, en la Diócesis de Verapaz, ayudando a fortalecer la cobertura de una Radio comunitaria educativa, que permitirá dar educación, clases, comunicación de lo que pasa, etc. a una población indígena, de casi un millón de personas, que de otro modo no podrían comunicarse. Ellos también colaboran con una parte de los costes.
¡Da tanta alegría cuando los visitantes de zonas deprimidas del Tercer Mundo, lugares alejados de los grandes circuitos del turismo, se encuentran con instituciones que son ayudadas por Manos Unidas! Porque ven que el dinero llega, y la solidaridad se muestra muy real en estos lugares. Recordemos lo que cada tarde predicaba San Juan de Dios, el limosnero de Dios: «haceos bien a vosotros mismos, dando limosna a los pobres«, pues la limosna enriquece al que la da y al que la recibe. «¡Señor, da pan a los que tienen hambre y hambre a los que tienen pan!» (bendición de la mesa citada por Miguel Delibes en un cuento).
+ Joan E. Vives
Arzobispo de Urgell