Domingo Fernández Vinjoy, nacido en Castropol en 1828, emigrante en Francia y posteriormente sacerdote de la Iglesia asturiana donde fue sacristán de la catedral, no podría imaginar que la tarea que inició en 1876 en favor de los niños huérfanos y desasistidos, con la ayuda del dinero sobrante para financiar la guerra de Cuba, fuera a culminar siglo y medio después en uno de los centros educativos de vanguardia del país.
La Fundación “Padre Vinjoy” aglutina en su sede del Monte Naranco a 1.300 alumnos distribuidos en distintas escuelas para discapacitados, en los que la integración social y la convivencia se convierten en pieza esencial del funcionamiento del Centro, caracterizado por el compromiso social –inspirado en la tarea del P. Vinjoy- la intervención socioeducativa y la identidad asturiana.
Recompensada por el Gobierno de España con la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad, la Fundación se adentra en una nueva etapa de atención a las discapacitados a través del Centro de Normalización a través del Arte, como instrumento educativo de primer orden.
Un espacio común en el que la Administración y la Iglesia han concitado fuerzas y compromisos para un mayor servicio a la sociedad asturiana.