Mons. Francisco Cerro La vida ordinaria, la de cada día tiene el peligro de una vida rutinaria. Parece que no tenemos novedades. Que es siempre lo mismo.
¿Cómo salir de la monotonía de cada día? En el encuentro de quien
tiene abierto el Corazón y hace “nuevas todas las cosas”. La adoración nos ayuda a vivir “lo de siempre” con un corazón nuevo.
El que adora al Señor ha encontrado el camino de vivirlo todo “con
otro aire”. Es necesario salir de la rutina de cada día para vivir la eterna novedad del que ha conocido el Amor. Sin adoradores nos convertimos, en nuestra existencia, en cristianos sin la novedad del Evangelio y sin convicciones de quien vive “seducido” por un Amor capaz de transformar el mundo.
Apuntarnos a un turno de adoración perpetua, es amar a la Iglesia que camina en Coria-Cáceres. Es saber de sus necesidades, de sus grandes desafíos de evangelización que trata de hacer frente a través de los planes pastorales, es muy necesaria tu presencia y tu turno como una respuesta de toda la diócesis que humildemente se pone de rodillas y agradece y pide al Señor de la Vida el fruto del Amor. Los adoradores han encontrado al beber de la fuente del
Amor, el secreto de la Nueva Evangelización. No habrá nuevos evangelizadores sin ser moldeados por le Eucaristía.
Adoremos en el tiempo ordinario, en la vida cotidiana al Señor que nos hace vivir la vida a tope con el gozo de ser Iglesia y transmitir a los hombres y mujeres de nuestro tiempo la esperanza, un bien tan escaso en nuestra sociedad.
Si eres adorador de verdad, ama a los que están a tu lado, a tu familia, a tus amigos, a los que comparten tu fe, a la gente que te encuentras, que vive sin esperanza. Anima a otros a que hagan su turno de noche o de día, cuando mejor les venga, porque así pueden compaginarlo con su vida ordinaria.
También os animo a los que estáis haciendo turnos, en las peores horas del día o de la noche, a que sintáis que estáis llamados a sacrificaros una hora a la semana para estar en unión con el Señor y poder experimentar la alegría de la
entrega del Amor. ¿Acaso no hay tantos que salen en la noche para
volver, después, a casa vacíos? ¿Por qué no existen muchas vocaciones de los que se sienten llamados a adorar al Señor, en los momentos nada fáciles de la noche, de la madrugada, de la intemperie? No tengáis miedo de orar en estos
momentos. Estoy seguro que recibiréis más de lo que dais. El Señor no se deja ganar en generosidad.
Agradezco y mucho a todos los adoradores. Yo soy también un adorador más. Animo a tener su turno a los sacerdotes, diáconos, religiosos, a la vida consagrada, a los laicos, a familias enteras. Todos los que formamos la Iglesia de Coria-Cáceres sabemos, que con la adoración perpetua apostamos por una pastoral fecunda de saber que tenemos, una y otra vez, que acudir a Cristo Vivo en la Eucaristía, “Camino de Vida Verdadera”.
Sin adoración tenemos los pasos contados.
† Francisco Cerro Chaves,
Obispo de Coria-Cáceres