Mons. Francesc Pardo i Artigas En el inicio de cada curso, a primeros de octubre, el obispo con el Consejo Episcopal, damos a conocer las “prioridades de la diócesis”: las de las parroquias, delegaciones, movimientos, grupos…
La pregunta que podéis formularos es porque razón se presentan unas prioridades —si ya sabemos cual es la misión de la Iglesia— y cuales se proponen para este curso.
Priorizar significa poner de relieve, acentuar, dar preferencia a algunas propuestas. No significa dejar de hacer lo que habitualmente se ofrece desde la parroquia, pero si remarcar algunas acciones que se deben mejorar, modificar o iniciar. Sobre tales prioridades, han reflexionado los consejos de sacerdotes y laicos, los arciprestes y las delegaciones , teniendo muy presentes las orientaciones del Año de la Fe, que hemos iniciado hace pocos días.
Cada parroquia, cada arciprestazgo, tiene una historia, una práctica, unas propuestas que siempre merecen ser revisadas. Y conviene preguntarse que novedades pueden proponerse. Debe hacerse, precisamente, para que todos los fieles cristianos hallen la ayuda que más precisan para vivir como cristianos, para que se pueda acoger y ayudar a toda persona que se acerca a la parroquia en solicitud de algún servicio, y para seguir sembrando la buena simiente del Evangelio de forma entendedora y significativa.
Algunas de las prioridades propuestas:
· La formación como cristianos
Hemos de reconocer que un déficit de los que tenemos es la insuficiente formación en nuestra fe cristiana, tanto por lo que se refiere a vivirla, como para dar razón de ella, teniendo presentes los intereses de las personas y su forma de pensar y de vivir.
Precisamente durante este Año de la Fe, la formación ha de ser un objetivo principal. Sería necesario acentuar la comprensión del Credo, que sintetiza los contenidos fundamentales de la fe.
Por ello se insiste en la necesidad de participar en las reflexiones que se programen en cada parroquia o arciprestazgo, y en ofrecer a los padres de los niños y jóvenes que acuden a la catequesis, una formación que les ayude a renovar aquello en lo que creemos y el porqué. Al mismo tiempo, en las habituales reuniones de catequistas, voluntarios de Caritas y otros voluntariados… es necesario dedicar un tiempo a reflexionar sobre la fe.
· La necesidad de la Misa, especialmente la dominical, para la vida cristiana
Puede ser que durante algún tiempo no se haya insistido suficientemente sobre la necesidad de la Misa dominical para la vida cristiana. La pregunta que nos podemos formular es “¿Cómo podemos vivir como cristianos, sin estar unidos a Cristo? Para vivir lo que Jesucristo nos propone, debemos estar unidos y en comunión.
Ser cristiano requiere celebrar, orar y amar. “Ir a Misa”, sobre todo los domingos, es fundamental.¿Cómo acoger los dones que Cristo nos ofrece, cómo escuchar su palabra, cómo orar, cómo estar en comunión con Él, cómo mantener viva la conciencia de que somos Iglesia y formamos una comunidad? Pues principalmente participando en la Eucaristía dominical.
Me atrevo a expresar que sin la Misa perderemos el sentido del domingo, y la vida cristiana se debilitará y enfermará.
Por ello, en algunas parroquias en las que no puede haber Misa cada domingo por falta de sacerdotes, se propone la celebración del domingo en su ausencia, en un acto en el que se escucha la Palabra de Dios, se reza, se recibe la comunión y la comunidad se reencuentra.
· La plegaria comunitaria y personal
La plegaria se puede considerar como la respiración del creyente y de las parroquias. Orar significa que hay comunicación con el Señor y, por tanto, experiencia personal del encuentro con Él. No hablamos con verdades y con propuestas, hablamos con alguien, con Jesucristo viviente, le escuchamos, y le damos gracias, y le pedimos perdón y ayuda
Debemos orar, pues, personalmente, y participar en las plegarias propuestas por la parroquia
+Francesc Pardo i Artigas
Obispo de Girona