Mons. Alfonso Milián Deseo que todos hayáis podido descansar y tomar fuerzas durante el verano para reemprender con ilusión el camino que ahora se abre ante nosotros, que no es otro que el de continuar la tarea apostólica y evangelizadora que, como cristianos, hemos aceptado. Recuerdo con especial afecto a los que, debido a las consecuencias de la crisis, os veis afectados por la falta de trabajo y tenéis que soportar una penosa escasez de los bienes más imprescindibles. Sé que, para vosotros, el verano no habrá sido un tiempo grato. Quiero compartir vuestro sufrimiento y ofreceros la cercanía de la Iglesia en estas penosas circunstancias.
Vamos a comenzar un nuevo curso pastoral, que el Señor nos ofrece como don para continuar escribiendo con nosotros una historia de amor y de salvación. Nos ponemos en camino con gozo y esperanza, confiados en el Señor, que es quien, por medio de su Espíritu, obra en nosotros el querer y el obrar según su beneplácito.
El nuevo curso va a ser un año especial. En él se cumplen cincuenta años de la inauguración del Concilio Vaticano II y veinte de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, y el Papa nos ha convocado a celebrar el Año de la Fe. Se abrirá el próximo 11 de octubre, día del aniversario del comienzo del Concilio, con una solemne celebración eucarística en la Plaza de San Pedro de Roma, y durará hasta el 24 de noviembre de 2013, fiesta de Cristo Rey.
Desde el 11 de octubre del año pasado, fecha en la que el Papa publicó su carta apostólica «Porta fidei» convocando este Año de la Fe, hemos recorrido ya un tiempo de preparación, que viene despertando en toda la Iglesia la urgencia y el deseo de empeñarse en la «nueva evangelización» de nuestro mundo.
Con esta finalidad el Papa ha creado también el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, que viene impulsando nuevas iniciativas evangelizadoras para estos tiempos en los que vivimos. En el próximo mes de octubre tendrá lugar una nueva Asamblea general del Sínodo de los Obispos para estudiar el tema de «la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana». Las Conferencias Episcopales del mundo entero, la Unión de los Superiores Mayores de las Congregaciones Religiosas y muchos sacerdotes y laicos están empeñados en el estudio de este tema, que a todos debe preocuparnos.
En nuestra Diócesis, se va a realizar una importante reflexión por parte de los sacerdotes, en las próximas Jornadas de Convivencia que tendrán lugar en Peralta de la Sal, del 8 al 10 de octubre. Se va a revisar la realidad actual de nuestras parroquias, sus posibilidades y carencias, con el fin de atender el servicio de los feligreses teniendo en cuenta la escasez de vocaciones sacerdotales que sufrimos. Esta situación ha de ser asumida con responsabilidad por todos los cristianos, ya que la Iglesia y su misión evangelizadora es cosa de todos. Todos hemos de sentirnos implicados para conseguir que nuestras menguadas posibilidades pastorales y personales se utilicen razonablemente para servir a tantas pequeñas comunidades dispersas por nuestra geografía y a las que reclaman mayor presencia por su número de habitantes. Todos ―sacerdotes, religiosos y laicos― somos corresponsables de la nueva evangelización.
Con mi afecto y bendición.
+ Alfonso Milián Sorribas
Obispo de Barbastro-Monzón