Mons. Javier Salinas Entre nosotros, la Cuaresma ha dejado de ser una propuesta socialmente vivida, reduciéndose a una caricatura hecha de renuncias y tristezas. Esto es normal cuando una propuesta de vida pierde sus fundamentos, dejando sólo la cáscara de lo que fue un buen fruto. Sin embargo, desde nuestra libertad es posible escuchar de nuevo la propuesta de la Iglesia cuando nos llama a entrar de lleno en el tiempo de Cuaresma.
Este es un tiempo favorable, en el que la Iglesia invita a los cristianos a escuchar el Evangelio, la palabra del Señor, y a vivir más intensamente su condición de bautizados. “La Cuaresma nos impulsa a dejar que la Palabra de Dios penetre en nuestra vida para conocer así la verdad fundamental: quiénes somos, de dónde venimos, a dónde debemos ir, cuál es el camino que hemos de seguir en la vida” (Benedicto XVI). Un tiempo para acercarnos a Dios, que nos ha mostrado su mucho amor en Jesucristo, en su Muerte y Resurrección, en su Pascua. A su luz, nace una nueva capacidad para amar.
Cada año el Papa nos ofrece su Mensaje para este tiempo. Esta Cuarema nos invita a una nueva mirada que supere la indiferencia ante los demás y nos lleve a crecer en fraternidad. Una propuesta que desarrolla este texto de la Carta a los Hebreos: “Fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad y a las buenas obras” (Hb. 10,24). Se trata de recordarnos que “nuestra existencia está relacionada con la de los demás, tanto en el biencomoen el mal; tanto el pecadocomolas obras de caridad tienen también una dimensión social”. Si leemos este mensaje con atención, pausadamente, puede ayudarnos a examinar cómo es nuestra relación con los demás, dónde están los obstáculos para que nuestra fe se realice en el amor al prójimo.
El MensajedelPapa es muy oportuno para nuestra vida cristiana, afectada por tantas dificultades. Somos hijos de un tiempo que continuamente tienta a reducir la fe cristiana a los propios intereses. La Cuaresma es el tiempo idóneo para corregir, si hace falta, y fortalecer nuestra fe. “En efecto, este es un tiempo propicio para que, con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de fe, tanto personal como comunitario”, pues esta tarea no se agota en cada uno de nosotros.Comonos dice el Papa, “Hoy somos generalmente muy sensibles al aspectodelcuidado y la caridad en relación al bien físico y material de los demás, pero callamos casi por completo respecto a la responsabilidad espiritual para con los hermanos. No era así en la Iglesia de los primeros tiempos”. Recordemos que es una obra de misericordia, “corregir al que se equivoca”. Una forma de decirle: tú me importas.
+ Javier Salinas Viñals
Obispo de Tortosa