Se acerca la Navidad. Ayer al hablar a la Curia Romana, Benedicto XVI recordó los momentos más importantes de la visita de este año a Jordania y Tierra Santa y sobre todo se detuvo en sus visitas a los lugares donde Jesús vivió, murió y resucitó.
Ha sido como tocar la historia de Dios con nosotros. Este realismo de la fe nos hace particularmente bien en las dificultades del presente. Dios se ha mostrado verdaderamente. En Jesucristo él se hizo verdaderamente carne. Como resucitado, él permanece verdadero hombre; abre continuamente nuestra humanidad a Dios y se hace el garante del hecho que Dios, es un Dios cercano que continuamente nos llama. Un Dios que pone en nuestra vida personal y comunitaria la tarea de la reconciliación. Por lo tanto, el viaje a Jordania y Tierra Santa habla de los sufrimientos y las esperanzas del pueblo palestino. También evocó la visita al Memorial del Holocausto, subrayando que es un monumento conmemorativo contra el odio, una llamada cuidadosa a la purificación, al perdón y al amor.