Durante su visita a la República Checa el Papa hizo un regalo muy especial: una corona.
Se la ofreció al famoso Niño Jesús de Praga que está en la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria.
Después de algunas modificaciones, la imagen lleva ahora la corona que Benedicto XVI le regaló, justo a tiempo para el Adviento.
Esta corona real está decorada con ocho conchas, un símbolo de la vida de San Agustín, que también están presente en el escudo del Papa. La corona es de plata de ley y está decorada con perlas y granates y tiene grabada la fecha en la que Benedicto XVI hizo este regalo.
Existe una grandísima devoción a la imagen del Niño Jesús de Praga, a quien muchos piden la curación de enfermedades, por eso cada día pasan ante él miles de personas.