Como cada jueves después de Pentecostés, la Iglesia celebró en España la fiesta de Jesucristo sumo y eterno sacerdote, impulsada por el obispo de origen navarro José Mª García Lahiguera. Los conventos de la congregación de Oblatas de Cristo sacerdote en España, fundadas por Mons. García Lahiguera, fueron lugar de especial celebración, con la presencia de los respectivos ordinarios. En Madrid, en la Casa madre de la Congregación, presidió la eucaristía el cardenal Mons. Rouco Varela, acompañado de un centenar de sacerdotes. En su homilía, el cardenal Rouco recordó la convocatoria de un año dedicado a la santidad sacerdotal que Benedicto XVI ha convocado y que dará comienzo el próximo 19 de junio. En este sentido señaló la importancia de “recuperar la meta original en la vida sacerdotal del Sumo Sacerdote: Saberse ministros al servicio de ese único sacerdote, que ha triunfado y del que emanan ríos de misericordia para los hombres de nuestro tiempo, que se hace sacramento y señal visible en la Eucaristía”. Para ello, es necesario que el sacerdote ocupe “una posición de vida al servicio de ese sacerdocio, de ese sacrificio y de esa Eucaristía. Todo lo que tiene que ver con la vida personal del sacerdote, con el sentir de la fecundidad de su acción pastoral, debe salir de esa profunda experiencia asimilada del misterio del sacerdocio de Cristo, de una profunda valoración de lo que significa la Eucaristía para un sacerdote, o si no de poco servirá hablar de fecundidad pastoral y evangelizadora”, afirmó.
La llamada a la santidad que se exige de manera especial a los sacerdotes, será posible, señaló Mons. Rouco «a través de la oración, si vivimos nuestro sacerdocio como los apóstoles de Cristo y los colaboradores de los primeros sucesores de los apóstoles en la primera Iglesia”. Al finalizar su homilía, Mons. Rouco animó a los sacerdotes presentes a ser testigos de la esperanza en Cristo para este mundo: «Viviendo el sacerdocio y proclamando la grandeza de Cristo, todo se convierte en esperanza. Esperanza que viene cuando los sacerdotes buscan la santidad en sus vidas, cuando buscan ser ministros, sacerdotes para los hombres, en todas sus necesidades”.